jueves, 15 de septiembre de 2011

Plástica

La noche es una estrella en tu cucharilla trenzada. El océano, una mota de polvo que se pierde en las hebillas de tu zapato.
Cirrocúmulos extraviados son las cifras que se amotinan en la hendidura de tus pechos, simétricos y redondeados, exhibiendo en tu etiqueta, precios que casi nadie puede pagar.
Impávida, gélida y altiva, “presumes” de alhajas durante el día. Siempre resplandeciente, las luces de neón te miman, siempre, detrás del muro que te separa de la realidad. No obstante, del mayor tesoro que pueda existir, tú careces, pues sin alma y sin corazón te hallas, muñequita del escaparate.

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