lunes, 23 de enero de 2012

Isi


Y si le digo esto y me dice que me pierda, ¿te imaginas?
Y si cuando llegue ya no están, ¿te imaginas?
Y si me voy y luego me arrepiento, ¿te imaginas?
Y si hago esto y luego me arrepiento, ¿te imaginas?
Y si salgo a la calle y justo cuando cruce la calle me pilla un coche, ¿te imaginas?
Y si le doy un beso y gira la cara, ¿te imaginas?
Y si estudio esta carrera y luego me arrepiento, ¿te imaginas?
Y si…y si… y si… y si… y si… y si... 
Hasta que se murió y nadie se dio cuenta de si realmente alguna vez estuvo allí o aquí, porque  y si…

Problemas

- Pues a mí me gustan los hombres altos, morenos, desaliñaos, con culillo respingón, ni gordos ni delgados, normalicos, que no sean pijos, y sobre todo que tengan un buen...
- A mí también, tía. Joe, igual, igual, pues entonces joe, vamos a tener problemas, porque si nos gusta el mismo tipo de hombres...
- Que va...el problema lo tendrán ellos que no van a poder satisfacernos a las dos a la vez.

Joderme, repite Micky saboreando la palabra...


“Cuernos” 
<<Joderme >>, repite Micky saboreando la palabra.  Para cuando lo descubra habré dejado de amarte.

martes, 17 de enero de 2012

María: Rosa, hijica, ya está bien… ¿¿No??


Ya te vale tía, así que te entretienes en poner un título nombrándonos a las cuatro, pero, yo por más que leo veo que solo hablas de ti. A ver puesto Rosa a secas, digo yo. Desde luego tú y el egocentrismo…primos hermanos. 

Que digo yo, ¿por qué no escribes ya de una vez, aunque te ocupe un kilómetro de folios, un texto que hable de ti? No, que voy viendo a cada paso, con distintos títulos:  soy , así, asao, mi, mío, mía, mi, mi, mi, que cansinisma te parieron, hijica. Mira que te jode cuando tu madre (la mía también) te llama cansina, pero joder…ya te vale… Además, ¿Es que no te das cuenta de que la gente con tanto sentimiento y esas cosas que tú tienes, se aburre? Madre mía…

Que sí, que ya sé lo que estás pensando, que yo soy la parte más pueblerina, la menos “sentía”, la más machorra y la más pasota, pero también soy la más práctica y la más realista de las cuatro partes que conformamos el nombre, porque te recuerdo, que aunque tú seas la primera, no por ello eres la más importante, ¿O no, chicas? Pues claro.

Por cierto,  ¿Qué coño es eso de que eres Rosa cuando la llaman María? Más quisieras…no te jode…Bueno, que ya está, lo dejo pasar porque eres tú, que si no… Que las otras rindan cuentas contigo cuando ellas vean. Yo solo te digo lo que te dice mamá: “Ayyy Rosa, como no espabiles…cuántos palos te van a dar…” Solo te digo eso. Que siempre estás en las nubes. Y por cierto, hablando de nubes, vaya blog más cutre tienes, en fin, te viene al pelo. Y to eso. Que eres un muermaco. Que termines ya la carrera, que ya tienes edad, y que te dejes de gilipolleces. Si no tienes horas suficientes, aprovecha mejor el tiempo, y si solo tienes dos manos, utilízalas por igual, que siempre te inclinas más por la derecha. Deja de soñar tanto, que lo único que haces con eso es no vivir la realidad y el momento, coño.

 No sé qué pensarán Calzado y Naranjo, pero me lo imagino y no creo que tarden en manifestarse. Venga anda, mucho ánimo y suerte pa’ los exámenes, que ya no te queda na hostias!! Agarra el toro por los cuernos!!! Con un par de ovarios, de esos que de vez en cuando gastas.
Un besote.

domingo, 15 de enero de 2012

Rosa con María, y sus respectivas hermanas, Calzado y Naranjo


Soy adicta a las teclas del ordenador que conforman la pluma con la que no escribo, con la que sencillamente me desahogo. No soy más que lo que se reduce a los huecos intersilábicos de las palabras que presumen asonantes en algún rincón de esa caja que llaman cerebro. Con puntos, comas, renglones torcidos de Dios, pajas mentales de colores, acordes con el estilo propio de un oficinista desorientado y desorganizado.

No cuido las partes del todo, ni las reparto, ni las mido, ni las comparto, de nada me vale. Acuño terminología idiosincrásica a la forma y tamaño de mis ovarios para ser más mujer de lo que ya soy, y sentir la libertad suprema de escribir lo que buenamente sale de ellos, ya que la sombra de la timidez no me deja dibujar con la boca aquello, que simplemente, emerge de unas pupilas esquivas. No hay reglas, ni andamios, ni carga, ni pescado. No hay trampa, si acaso un fino telón edulcorado y desaliñado.

Soy arquitecta novel que ha perdido los planos de la vida con sentido, esos mismos que estaban llenos de tachones rojos (que porculera es la profesora Doña Experiencia)

Padezco a veces de una enfermedad que ha aparecido con el siglo XX, la desgana. Tiene síntomas curiosos, aquí pongo el cuadro clínico:
  • La persona presenta desilusión por el entorno que le rodea, está hasta los huevos de to.
  •  Si no se trata con el jarabe del optimismo (en cualquier farmacia lo encuentras) el pronóstico empeora, pudiendo presentarse síntomas propios de enfermedades más graves, tales como: *viejismo precoz, estrechura cerebral con daños irreversibles, tontura, y, en los casos más graves, gilipollismo amargo.  
  •  Los síntomas no se deben a otro trastorno psicológico, ni a una enfermedad médica, simplemente que la persona es más perra que una manta y no hace nada porque no le da la real gana.
  • Se da la enfermedad si se cumplen tres de los diez síntomas, los más significantes son:

    .Aburrimiento infinito.
    .Poco amor propio.
    .Poco apetito de comerse la vida.

Según tengo entendido, el tratamiento indicado para salir de esta enfermedad, es llevar a cabo terapias cognitivas-conductuales, tales como: “Levanta ya, coño, que ya es hora” “Que triste, con la edad que tienes”. Se aconseja acompañar la terapia psicológica con tratamiento  farmacológico. Los estudios realizados a lo largo de la última década, señalan que los fármacos más efectivos son:
  • Unasrisejasaconlosamiguetes: Es una activador de la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo. Favorece la liberación de endorfinas e inhibe los neurotransmisores de la mala leche.
  • Hacerdetomenostumbarseapensar: Activador de la rama parasimpática. Activa los neurotransmisores de la autoestima.

Al final, siempre me sale la vena “psicoloca”, no lo puedo evitar. Como tampoco puedo evitar, decir de la mejor o la peor forma posible lo que pienso.

Valiente sin horizonte.
Vivo entre telarañas de deseos de carácter impío, sueño que duermo despierta en la siesta del medio día. No hay entresijos aparentes ni consecuentes en los agujerillos que asoman con sigilo a cada lado de mi cabeza asimétrica, tan solo me limito a escuchar de forma selectiva.
No ahondo en los charcos de babas del egocentrismo y pedantería, ¿Para qué?, me considero más valiente que eso, naufrago más allá del océano de la humildad, con una pequeña barca de independencia, y unas velas ligeras, tal vez, de creación pero resistentes al llanto, a cualquier emoción.

Cuando los lobos huían de las ovejas.
Me repele la energía negativa de los “personajes” sin gracia, me asusta el aullido de los lobos que se duermen entre los periódicos de mañana, esos que no se oyen a dos palmos de distancia de los titulares y que se pierden cuando cuatro ovejas directoras gruñen. ¿Desde cuándo se asustan los lobos de las ovejas? Cuanto ha cambiado el mundo. Ovejas gruñendo, lobos huyendo, y noticias que no se cuentan bien, que no llegan en condiciones, sin pienso pa los pollos, con o sin censo.  

Vivo sin rumbo fijo (no como me da la gana porque hace falta la peseta) esperando encontrar una isla que decorar con las pelusas que ha ido dejando el polvo de la edad, veintiocho ácaros gordos. Vivo.  Buscando textos canallas en los que me adueño del papel secundario y me dejo engañar por el autor principal.

Escribo cuando tengo apetito sin mirar el principio o el fin. Como viene, va. 

Así es Rosa cuando la llaman María, cuando Calza los Naranjos que se encuentra en la calle, sin aviso previo, y los hace suyos. A fin de cuentas, una persona más.


*Viejismo Precoz: Término inventado, que viene a decir: dícese de persona que envejece de mente antes que de cuerpo.
*Estrechura cerebral: Término inventado, persona que se cierra en sí misma y no quiere disfrutar de los cambios que las circunstancias ofrecen.
*Gilipollismo amargo: Término inventado, dícese de una persona que es completamente gilipollas además de amargá de la vida.

Sé que no puedo, pero...qué más da.



Soy consciente de que no puedo tocarte, que,
el tono de mi piel nunca  pertenecerá a la paleta de colores
 de la que fluyen combinaciones tan exquisitas como las que pudiera adoptar,
 si  por un segundo, estuviera en contacto con la tuya.
 No tengo prisa,
 al menos para imaginar que así fuera.
Me miro al espejo y solo te veo a ti, 
pero no tienes rostro y eso aun me desconcierta más.
 En cambio, al cerrar los ojos,
 me transformo en el personaje principal de tus sueños, 
que no son otros  que los míos propios.
 Cuando de un lametón por tu barbilla te hago mío, 
cuando no hacen falta palabras o gestos,
 solo los besos traducen las ansias que tenemos de poseernos el uno al otro.
 No me pides con cautela que me desnude,
 ni siquiera te das cuenta,
 ya lo he hecho yo con un suspiro.
 No me pides que pare, porque
 a estas alturas y en tan poco tiempo,
 ya notas que te falta el aire, pero descuida, 
yo tengo los pulmones cargados para respirar por ti y por mí. 
 No me pides que te suelte,
 aunque sientes como la cuerda del abismo te aprieta demasiado, 
pero tranquilo, no desesperes, 
si he de saltar por ti hasta estrellarme por desatarte
 no dudaré en dar el paso.
 No me pides que te ame, 
no estás preparado, 
no importa, yo tampoco,
 aunque ya lo hago, al menos por momentos.
 Únicamente me pides una cosa: 
que te olvide, 
pero por más que lo intento no puedo.
Noto tu aliento, 
flotando en mi mesita de noche, junto al consolador,
 tu boca por mi cuello,
 tus manos por la costura roída de mis bragas.
Hasta los pelos púbicos
 disertan sobre cuál es el momento indicado para desenredarse.
Pero no existe. 
 Advierto tu presencia aunque llevas el abrigo de la distancia colgado en tu mirada. 
¿Y tú? ¿Lo notas?
 ¿Sábes quién eres sin mí? 
¿Qué quieres? 
¿Qué esperas? 
¿Sábes acaso si existo? 
Pues para mi desgracia,
 solo ardemos entre las llamas de una pasión soñada.
 Porque eres el desajuste apropiado
 de las agujas del reloj,
 que marca los tic-tac de mi corazón. 
Porque sí, coño.
Porque me gustas así, imposible. 
¿Qué más dará cuánto dure esta sensación? 
Si a mí el hecho de tenerla, me da la vida y me la quita,
 morir y resurgir, no ha habido sensación mejor.
 ¿Qué más da si ni siquiera tú lo adviertes? 
Si yo cuando te oigo me derrito, si cuando me miras por casualidad,
 hago castillos donde guardar tus sonrisas de reojo. 
¿Qué más da? 
Si al fin y al cabo
 tan solo perteneces a una de entre unas mil y una fantasías con la que compartir cama.
 Y aun así,
 me dejas hueca
 cuando por los recónditos de mi espesura sesera no apareces. 
Mis noches mojadas
 se secan entre los dedos de tus pies,
 cuando las huellas de tus pasos se alejan por el suelo de mi humilde diván imaginario.
 ¿Y qué más dará? 
Si sé que no puedo.


sábado, 14 de enero de 2012

La Catedral de Jaén


He aquí un claro ejemplo de lo que es el arte hecho en pocas palabras. Como me voy a quedar corta para elogiar tanto el texto como al autor, y seguramente, hasta quede mal al hacerlo, solo voy a decir, que desgraciadamente no será publicado (por censura) por el libro colectivo: "Catedral de Jaén. Convergencias" (como así se había establecido). Así, ya nos encargaremos, los que podamos, de divulgar la auténtica literatura, la sincera, la que da donde duele, la que huele a un perfume tan característico como la mismísima libertad. Un escritor con un estilo "desgarrador", con un humor negro, amarillo, lila, verde, blanco, tal es el arco iris que se dibuja en sus textos, que a mí particularmente, me deja ciega de admiración. Texto de Jesús Tíscar Jandra, escritor jiennense, provocador, humano y sincero. Touché.
Que lo disfruten.

La catedral de Jaén.

La catedral de Jaén es una iglesia muy gorda que hay puesta en la plaza de Santa María, al lado de un kebab. Antes, cuando la catedral todavía no la habían puesto, la plaza de Santa María era más grande, podían correr caballos. La catedral de Jaén es como la iglesia de mi barrio, pero mucho más gorda, ya digo, el doble o el triple de gorda, se conoce que en el barrio en el que está no se anduvieron con tonterías y dijeron: “Qué quieres, ¿una iglesia?, ahora te vas a cagar”, y plantaron un bicho que pilla más roal que un circo y que se ve desde el castillo de Santa Catalina, igual que el Corte Inglés. La catedral de Jaén lleva ahí puesta un montonazo de años, por lo menos noventa o cien, si no más, por eso está muy vieja y muy fea y porque además la limpian poco, aunque ahora parece que la están adecentando: por los costados —a la fecha de este trabajo de redacción que me han mandado escribir— trajinan en andamios obreros católicos (se les nota, están alegres) detrás de una red, que los veo yo por las mañanas desde la terraza de Pepa. Mi abuela me cuenta que mi abuelo trabajó en esa obra y que ella le llevaba el papeo al campanario tras subir trepando por una guita, ya que las escaleras no existían aún y los ascensores eran una cosa del demonio de la que el clero no quería ni oír hablar. La catedral de Jaén está hecha de piedra de la dura y por encima tiene grajos. En sus faldas, por la noche, se le sientan gitanos y morillos y se lo pasan muy bien. La catedral de Jaén la hizo un hombre que se llamaba Vandelvira, don Andrés, el mismo que está en estatua detrás, en la terraza que pone el bar La Pampa los veranos, mirando con cara de asovispao el reloj de la Diputación Provincial a ver lo que se escaquean los funcionarios y tomando nota de sus nombres para pasárselos a Dios, con el que Vandelvira, como todos los masones y la mayoría de los que tienen el pescuezo ladeado, mantenía tratos y usufructos. La catedral de Jaén es la única iglesia a la que entra mi tito Alfonso, el de mi tita la Nani, el que trabaja de mantenimiento en la Junta, no el otro. Mi tito Alfonso dice que los curas son todos unos cabrones, que la Iglesia católica es una multinacional despiadada y egoísta, y por eso no pisa ni una, en los bautizos y en las bodas siempre se queda fuera, fumando y dándole el tostón al pobre de la puerta con la cosa del reparto social, con la propiedad común y con el Atletic. Pero algo tiene que tener la iglesia grandona de enfrente del Ayuntamiento, porque ahí mi tito Alfonso sí que entra y hasta se queda un rato mirando las paredes y los cuadros, el suelo y el techo, los detallicos del acabado, los machones, a lo mejor es que está tonto, mi tita la Nani suele comentar que muy listo no fue nunca, pero que pese a todo jamás le lleva las bolsas del Mercadona, siempre las tiene que cargar ella. En la catedral de Jaén hubo una imagen que aquí se le dice El Abuelo y que ya no está porque se mudó a un apartamento de soltero en la Carrera de Jesús, casi al laíllo, a ver para qué quería él tanta casa, siendo abuelo, con la tarea que da. Desde que esa imagen no está, en la catedral de Jaén cobran por entrar, antes no tuvieron valor de hacerlo porque al Abuelo ese lo quieren mucho en Jaén y seguramente hubiese habido hostias en la taquilla de los mercaderes del templo, menudos son los devotos de la madera, gozan de mucho temperamento y mala leche, se ve que no lo pueden remediar o que están asustados o algo (esto es de mi tito Alfonso). En la catedral de Jaén hay muchas velas, medallitas y un deán. Y luego hay un santo que tiene la mano así y que si le rezas “san José de Calasanz, obispo de Casablanca, dame una limosna, que me hace mucha falta” y le miras la mano muy fijo, sin pestañear, muy fijo, hasta que te escuezan los ojos y te dé una conjuntivitis, la mano le hace así, así, así le hace la mano, se le abre y se le cierra, se le abre y se le cierra varias veces, pero de limosna no te da nada, más bien es como si quisiera agarrarte los cataplines con rencor por algún asunto antiguo entre él y tú. En la catedral de Jaén, también, hay muchas viejas sentadas y algunas muchachillas con rebequita, y guiris que no ven bien, y gente que llora y habla bajo. En la puerta también hay pobre. En verano hace fresquito. Y hay curas muertos enterrados debajo de las baldosas, da yuyu pisarlos, no se vaya uno a condenar, y lápidas con los nombres de los que fueron los buenos de la guerra civil. En lo alto del todo del campanario de la izquierda, debajo de la veleta, si lo ves por detrás, hay una cara de payaso trágico, con su gorro, y en la parte que da a la calle Campanas vive Drácula. Y luego hay un cuadro en el que tienes que localizar unas tijeras para que se te cumpla un deseo, las tijeras son de la Virgen Santa y están en la esquina de abajo, a la izquierda, ahí las tienes, no te vayas a quedar bizco buscándolas, lo que pasa es que lo del deseo es una trola, no te la creas, yo todavía no tengo quad y mi hermana sigue drogándose y volviendo a las tanturrias con la pechera sucia y con muy mala cara.

viernes, 13 de enero de 2012

En el nido de las ramas secas



¿Qué me pasa? No encuentro las ganas de escribir,
pero aun así siento necesidad.
¿Qué tiene el invierno? Si incluso la última sílaba ya la convierte una palabra negativa
InvierNo.
Con ese frío que cala hasta los huesos rotos,
ese aura de niebla que empapa los sueños,
hasta más allá de los intestinos.

Siento cómo se agrietan mis manos
con la escarcha que duerme en la copa de los árboles.
Un ligero placer me embadurna cuando el viento 
azota con furia en la superficie de mi rostro pálido.
No es el invierno en sí, ni el frio,
tal vez sea la canción,
la que me conduce en este mismo instante
a estar en contacto con la naturaleza sin estar cerca.
Un cerrar de ojos.
Unas imágenes, zangoloteando al compás de la melodía, bastan
 para notar cómo la yerba acaricia las yemas de mis dedos.

El olor a tierra fresca, mojada por la lluvia, es tan intenso
 que no puedo evitar coger un puñado
 y esparcirlo por mi cintura desnuda.

 Las chinitas hacen carreras por mi ombligo,
 apostando por cuál de ellas llegará primero al centro.
¿Qué pienso?
 ¿Qué siento? 
¿A qué huele? 
¿Dónde estoy?

Los ojos me pesan demasiado.
Mis piernas,
brazos
 a penas existen.  
No hay movimiento.
La sangre caliente se acumula en mi lengua,
no oigo los sabores en mis labios,
la saliva escasea en los arbustos de los dientes rotos de no morder.  
No tiene sentido, pero me gusta.
No tiene armonía, pero me rima.
Puede que le falte escena, actor principal, luces y sombras,
 pero no me importa.
Estoy aquí, 
ahora,
 a años luz del mar,
arropada con las faldas de una mesa con brasero.
Pero las olas chocan con furia por el interior de mis calcetines de lana,
 dejándome las plantas de los pies saladas y ensimismadas.

¿Qué me está pasando?
¿Acaso perdí la cordura entre estas palabras y frases inconexas?
No.
Estoy soñando,
 que vivo. 

¿ConÓsin?


Verdad (definiciones de la R.A.E)
  • Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.
  • Conformidad de lo que se dice con lo que se hace.
  • Cualidad de veraz.
  • Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.
  • Expresión clara, sin rebozo ni lisonja, con que a alguien se le corrige o reprende.
  • Realidad.
  • Honestidad.
  • La verdad.

Situación: “Oye, ¿cómo crees que me queda esto? Pero de VERDAD, dime lo que piensas, ¿eh? Que no me enfado”.
Honestidad: “Pues sinceramente, te queda como el culo, vamos que una burra con traje está más buena que tú. Anda…y cámbiate hijica”.
Consecuencia de ser honesto: ¡Serás cerdo! ¡Pues anda que tú! ¡Mira quien habló, que le llega la barriga al suelo, y la frente se da la mano con la nuca de la calva que tiene! ¡A ver si esta noche me dices lo mismo cuando vengas buscando calor!
Verdad con sacarina: “Claro cielo, te queda bien, ya sabes que tú siempre estás fantástica con todo. Aunque bueno, el traje del otro día quizás te quedaba mejor”.
Consecuencia de Verdad edulcorada: “¿Sí? ¿Tú crees? Pues lo mismo llevas razón, el otro traje me gusta más. Gracias cariñito, eres un primor”.


La verdad.


Situación: 4.420.462 de persona están en paro en España.
Honestidad: Cada vez son más los que duermen en la calle y buscan entre los contenedores de basura (los cuales, los dueños de los supermercados guardan bien, no vaya a ser que vengan cuatro pobres desgraciaos a buscar los kilos de comida que tiran y lo pongan todo perdió, que no es plan). Esto va cada vez a peor, como sigamos así nos vamos a comer todos un mojón, pero que nos está bien empleado, tanta obsolescencia programada, tanta ansias de tener cada vez más, el poco amor que tenemos por el prójimo. La mayoría de los políticos (y personas) piensan en llenarse los bolsillos en regirse por la ley del mínimo esfuerzo y engatusarnos con palabrejas que ni ellos mismos entienden para decir: “Que os den por culo, que los únicos que se van a llenar de mierda hasta las orejas, van a perder su dinero, dignidad, mujer e hijos, sois vosotros: el pueblo. Que nosotros ya nos encargaremos de ello, ganando por nosotros, por vosotros y por vuestra puta madre”. (Palabras de cualquier politicucho).
Consecuencia de ser honesto: Pesimismo y suicidio colectivo.
Verdad con sacarina: Hombre las cosas no van muy bien, pero vamos que de aquí a un par de años salimos del pozo, seguro. España va bien.
Consecuencia de verdad edulcorada: Bueno, habrá que trabajar y tirar pa’lante, qué mínimo. Entre todos algo haremos. Iremos donde haya que ir, haremos más de lo que podamos y nos quejaremos nada más que lo justo, que las cosas…no están pa’ eso.


La verdad.

Situación: Cariño, ¿me quieres? ¿Y me vas a querer siempre? ¿Seguro que nunca piensas en otr@s?
Honestidad: Hombre…yo te quiero, sí. Eres la persona de mi vida a ratos. Pero a ver, siempre, lo que se dice siempre…pues nunca se sabe, yo te quiero hoy y ayer, pero mañana yo qué sé, a saber. Hombre... por supuesto que pienso en otr@s, sobre todo cuando me lo haces oral, cada vez te pongo una cara distinta. Pero vamos, que es normal, y más cuando llevamos tanto tiempo. El amor dura bastante, la pasión…cuatro días exactos. Estamos bien, que eso es lo importante. Así qué…agáchate y házmelo como ya sabes, sin prisas.
Consecuencia de ser honesto: Que te aguante tu madre. Relaciones esporádicas sin ánimo de procrear, fin de la raza humana (si se la puede denominar como tal).
Verdad con sacarina: ¿Pero cómo me preguntas eso cielo? Pero claro que te quiero, vaya cosas tienes. ¿Cómo voy a pensar en nadie más? Anda no digas tonterías, si sabes que eres la persona más importante en mi vida.
Consecuencia de verdad edulcorada: Jo que feliz somos. La vida sigue, de vez en cuando te pajeas pensando en otr@s y soñando cómo sería tu vida con ese, con aquella, con tu profesor, con tu dentista, con la vecina del quinto, con la hermana de tu novia, con el primo de tu amiga, hasta que te conviertes en un enfermo sexual, pero eso sí, sólo de pensamiento imaginativo, nada más. Tu vida se llena de rutinas, responsabilidades, hijos, pañales, sellos, ceniceros, salones de “prohibido fumar aquí”, polvos de fin de semana, vamos, lo que viene siendo una vida normal.

La verdad. La verdad es que, en cualquier caso, no la queremos oír porque nos lastima. La verdad y la falta de tacto se pueden convertir en armas de doble filo y perjudicarnos más que favorecernos. Sigamos conformándonos con las escalas de grises que hacen normales nuestros día a día, aunque sean aburridos, insulsos, y con poca chispa. Porque a fin de cuentas, para que el globo siga girando tiene que haber una especie de equilibrio físico-químico-biológico-psicológico que se mantiene  por el amor a las cosas, el cuidado y la dedicación, y eso depende en gran medida del conformismo, de la tolerancia, la aceptación de la gordura, la calvicie, la dejadez, la mala leche y de los vaivenes sexuales-emocionales. La verdad no está sobrevalorada, está sobreprotegida por la necesidad y supervivencia humana, y a pequeñas dosis es como mejor sabe. Así que... Usted, ¿Cómo la prefiere? Yo la verdad…con sacarina, por supuesto.

miércoles, 11 de enero de 2012

Al diablo...

El testamento de Adán


Al Diablo, asesor financiero de las tentativas lastimeras, le concedo el alma, que a tan buen recaudo guardará en algún rincón del infierno, como agradecimiento de todo el esfuerzo y lealtad que ha demostrado en los últimos milenios.

A Dios, abogado desertor, le otorgo mi juventud, las hojas y el perdón. De la fe mejor ni hablamos.

Por último, a mi querida y desafortunada esposa le ofrezco este viejo cofre, en cuyo interior, yacen en perfecto estado: la manzana mordida, la media costilla y los años de vida eterna que le arrebaté.

jueves, 5 de enero de 2012

A expensas de las puertas entreabiertas de tus despensas



Yace solitaria como una sombra, sin aliento, sin cobijo,
haciendo el amor con la resignación de la distancia,
en un pañuelo mojado,  en una lágrima. Mi vida.

Nada fijo.

Las costras se amotinan en la nariz deseando
abrir paso a la sangre, esperando
que el sonar de los mocos apresuere el recuerdo de tu mano rota,
la izquierda, la que no utilizas, 
la que enmascaras con el guante de los versos rotos,
la envenenada, la que me pega,
la que no me ama.

Calumnias.

Porque la tos que asfixia mi paciencia cuando te recuerdo
no duele más que las mentiras que 
dejaste en la mesita de noche junto a tus gafas.
Porque la pus que brota de cada llaga 
ya no infecta las ansias que de ti tengo,
sino tu ausencia, que vive a sus anchas 
en las cuencas de tus ojos sin ganas, entre las sábanas.

Tus rutinas, las estanterías polvorientas de las cosas mal hechas,
Tu ego, la habitación mediocre de invitados, 
sin cama para dos, sin ti, sin mi.
Tus besos, ácaros del colchón deshabitado.
Tus quejas, la despensa donde la esperanza 
de que al menos me hables 
llene los huecos vacíos de mis noches sin dormir y
que el elogio de tus insultos resquebrajen aun más la brecha

que dejaste con tu marcha. ¿Qué hago yo?
si mi alma está en ruinas, tan solo soy 
un despojo desabrigado de lo que fui. 

Con te. 

A expensas de que vuelvas y no te quedes, moriré. Por ti.

miércoles, 4 de enero de 2012

La última alma humana...


Seguro

- La última, alma humana descarrilada y madre de quince hijos, se llevó casi todo tu dinero. La anterior, drogadicta y ludópata, casi te quita la vida. Papá, ¿seguro que te quieres volver a casar?

 TAE

La última alma humana hipotecó su fe.


La Era de los marcianos

- La última alma humana había dejado de existir- Y fin.
- Pero yo quiero saber como acaba la…
- Seguiremos al anochecer. Ahora hay que guarecerse del sol.
- Tengo curiosidad, me gustaría saber qué pasó realmente con la raza y por qué se extinguió. A lo mejor fue algo parecido a lo que pasó con los dinosaurios. ¿Tú que crees?
- No se sabe muy bien, se dice que a ellos se los llevó algo más poderoso que el mismo fuego.
-¿Sí? ¿Y qué fue? ¿Qué fue? ¿Un monstruo gigante?
- No, algo peor...el dinero.

Una vida más

-La última alma humana, fíjate, quién lo hubiera dicho.
-Yo tampoco lo hubiera imaginado, sinceramente. Pero como todos, acabará donde tiene que acabar.

El cementerio yacía solo en una tarde lluviosa, como cualquier otro día. Por un momento me quedé mirando fijamente al agujero y mientras bajábamos el féretro pensé en lo corta e injusta que es la vida. Hoy eres un chiquillo de veinte años que vive para y por los demás y, mañana, una bala te convierte en pasto para las lombrices. 

- Oye, ¿qué vas a hacer ahora?
- Pues, en cuanto llegue, abrazaré a mi hijo.

domingo, 1 de enero de 2012

Propósitos


Edward Chace Tolman, psicólogo conductista estadounidense, definía el comportamiento humano como una conducta propositiva, intencional y dirigida a la obtención de una meta. Lejos de posicionarme por una u otra teoría psicológica del aprendizaje, me he acogido a esta reseña del conductismo para intentar encontrar la razón de por qué las personas tenemos la necesidad de superarnos a nosotros mismos (y a los demás si cabe) cada día. Por supuesto, aún más cuando empieza un nuevo año. El nuevo año y así el nuevo autoengaño. Porque fíjate en lo curioso que es, año nuevo vida nueva. Desde el mismo instante en que ha tocado la décimo segunda campanada se activa el chip de ¡CAMBIO! Así, automáticamente, pero claro ese día no puedes, porque es año nuevo, y claro no te vas a poner a dieta en año nuevo, no tiene sentido, pero claro, dejarlo para el día o dos días de después tampoco lo tiene, porque joer es que a los cuatro días vienen los reyes…y cómo no te comes un trocico de roscón y no brindas por vígesimoenésimoísimoísimoísima vez por la prosperidad del año nuevo. Así que como siempre, lo dejamos para: “a partir del lunes que viene, que sí, que me pongo con los propósitos pa' este año que entra” Vaya, y te lo crees y todo, pero claro, no cuentas, con todas las sobras que has tenido que meter en el frigorífico, la cantidad increíblemente grande de mantecaos que has comprado, porque…no los vas a tirar…que la vida ahora no está pa eso. Así que entre un mantecaico que te comes un día, con tu cigarrito del café, y a ver después de la inflá de comer no te vas a ir a correr. Y así va la cosa, que... ¡Vaya! Pero si ya está aquí el carnaval y no me he dado cuenta. Tú fíjate, una semana que llevo con los propósitos y ahora viene el carnaval, a ver como no te tomas unas cañitas esos días, habrá que salir…no vamos a estar siempre encerraos. Así que te saltas tus propósitos, por supuesto que del lunes que viene no pasa cuando me ponga con ellos otra vez. Claro, que primero tienes que perder lo que has ganado en esos cuatro días de cañas, y entre básculas, kilos, grados de alcohol, cigarrillos y pavo de barra, te pasas dos meses y medio. ¡Dios! ¡Lo he conseguido!! Dos kilos menos, medio paquete de tabaco al día (ya no es uno), cervecita sin alcohol y mucho pavo en barra, ¡toma ya! Para que luego digan. Pero claro, ahora es Semana Santa y a ver cómo no te comes unos rosquillicos que hace tu madre o tu abuela o la madre de la tía de tu prima, con los buenos que están. Y encima esos días entre que viene la familia a verte, que si tienes que hacer las comidas  y las cenas para toda la familia, nada, no te da tiempo a hacer deporte. Pero que tranquila, ¿eh? Que dentro de dos lunes, me pongo otra vez con ellos. Pero claro, tendré que perder ahora lo que he ganado.

     Y así, con todas la fiestas, santas o no, siempre vienen cargadas con excusas para dejar para el “lunes” los dichosos propósitos, esos propósitos que se te ocurren en menos de dos segundos, y que labrarlos y llevarlos a cabo te cuesta un año entero, para realizarlos mal, tarde y nunca y volver a vivir el suplicio un año más, porque claro, como este año no lo has conseguido, por supuestísimo que el siguiente hasta te superas.

Amigo Tolman…la conducta será intencionada y propositiva, y sí, la intención siempre es buena…pero…no es suficiente y… ¡joder como cuesta!

Así que, yo este año, he decidido dejar de autoengañarme, haré las cosas cuando sea el momento adecuado, preciso o simplemente me apetezca, porque decir por decir o hacer por hacer…no tiene mucho sentido. 

   Hay que luchar con ilusión por lo que uno quiere, aunque cueste muchísimo esfuerzo, pero siempre es mejor ponerse unas metas a corto plazo y realistas que sepamos que somos capaces de cumplir y no cargarnos de expectativas demasiado grandes. Es mucho más gratificante ir obteniendo una recompensa chiquitita a muy corto plazo, que además te anima a seguir luchando, que proponerse cosas a tan largo plazo que nunca sabes cuál va a ser el momento en que te fallarás a tí mism@.  

Hoy, mañana, pasado y al otro, en Semana Santa y en Navidad, o incluso en la Romería del pueblo, yo seguiré siendo yo misma, que no es poco. 

¡Feliz Año Nuevo! Sé tú mism@ ¡Siempre! No te  lo propongas, HAZLO.