domingo, 18 de diciembre de 2011

Las compresas no vuelan




Como un riachuelo que vive seco y se niega a saciar la sed que tengo de ti, como pegarle a un padre, como el otoño sin la nostalgia de las hojas secas. ¿Se puede pedir un te quiero? ¿Cómo? No

Como el salmón abandona los huevos de sus crías y se aleja dejándolas a su suerte, como Marco sin su madre, como un símbolo de interrogación sin punto o una vida sin muerte, así me dejas con tus miradas de reojo. Las tentativas intenciones de ignorarme que tienen tus pupilas al encontrarse con las mías se llevan mi aliento, mi alma y mi vida ¿Se puede vivir engañando? ¿Cómo rogarte que te quedes, que existas? ¿Cómo pedirte que me ames? ¿Se puede amar sin ser amado? No.

¿Cómo decirte? que no puedo echarte de menos porque no te tuve, que no puedo odiarte porque no te amé, que no puedo desearte porque no te conozco, que no hubo cenizas que avivar ni fuegos que apagar, que sólo quedan las palabras que prometí no desvelar, que no hay rencor ni pasión, que no existe el nada sin el todo, que la ley de relatividad cobra sentido con la distancia, que los kilómetros se hacen años cuando te recuerdo, que ni el recuerdo tiene sentido porque no existió un momento que añorar, que ni yo misma sé qué coño digo, ni qué quiero, que la eternidad me sabe a polo de menta amargo, que mis textos han dejado de ser ñoños, que estoy hasta el moño, que te odio, que te pienso. No.

¿Cómo decirte? anónimo paje que llevas mi felicidad a cuestas, que ya no creo en el amor, que la ilusión se desvanece mientras escribo, que la mierda cada vez huele peor, que me pinchan las agujetas en el corazón, que no te quiero, que tan solo te deseo, que no me mires, que te ahogues en las noches de insomnio como yo lo hago cuando te imagino. No.

¿Cómo decirte? Que por muy fina y segura que parezca, no tengo alas, que las compresas que necesito para tapar las heridas que dejaste no vuelan hacia donde yo estoy, que me faltan dedos en las manos para contar las noches que te lloré. No

¿Cómo decirte? que la tinta de mi pluma cuando te escribo me sabe a sangre cuando el miedo a perderte se hace realidad. Que tan solo quiero que sigas siendo tú sin mí, que formes parte de lo que jamás podre tener. ¿Qué busco exactamente? ¿Eres tú? No.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Yo la abrazaré bien fuerte y me la llevaré conmigo...

                                    * El amor no tiene edad *
- Yo la abrazaré bien fuerte y me la llevaré conmigo. No me importa lo que digan o piensen, yo la quiero. Sus manchas, las arruguitas de su deslustrada y flácida piel, los pocos dientes que aun le quedan, la hacen singular. Es preciosa.
- Pero Miguel…
- ¿Qué? No es una vaca cualquiera.

martes, 13 de diciembre de 2011

Taller microrrelato y Cuento (Univ. Pop. Jaén)

Ejercicio 7: Qué te sugiere esta palabra...

Punto y aparte. (Vida)

¿Sí o no? ¿Lo hago o no lo hago? ¿Ahora o mañana? Blanco, Negro, ¿Lo digo o no lo digo? Que sí, que no...que sí, que no, que no, uf sí, uf no. (Locura)

Unión de las dos costillas pa' formar una.
El tamaño sí importa.(Sexo) 


                     (Muerte)

En un saquito pequeño te quita la vida o te la da, en uno grande te pierdes con él. (Dinero)

Ejercicio 6: Un personaje público, una historia.

                           El Complejo de Woody Allen

Sentado enfrente del diván, ajusté las patillas y limpié bien las lentes, quería observar con todo detalle al "personaje" que me había estado jodiendo durante gran parte de mi vida. Llevaba años deseando ese momento, en el que yo preguntara y pudiera asumir el rol de terapeuta barato y sabelotodo que tan bien se le dá interpretar al susodicho.


- Señor Freud, ¿cómo puede usted dormir tranquilo cada noche, siendo el amante secreto de su propia madre? y otra cosa que yo le quería preguntar sin que suene inoportuno, ¿cómo osa usted hacer de tal trastorno una fase totalmente normal y necesaría del desarrollo infantil?


Antes de que pudiera contestarme "la eminencia a ratitos" me despertó la suave caricia de mi querida hijastra por debajo de las sábanas.
¡Recórcholis! ¡Al final siempre se sale con la suya!


         Declaración de la princesa del pueblo. 1 de Marzo del 2105. Informativos:

- ¡Porque me sale del potorro! ¡Por eso!


Ejerciocio 5:  Una foto, una historia.

                                             ¡Uf!

Mientras el equilibrista permanecía en stand by, afilando la destreza para no caer al suelo, una sombra en el molde de un hombre se escondía entre los allí presentes, esperando impaciente el momento en que el acróbata se dejara vencer por el nerviosismo y se desplomara. Así, la puñetera foto tendría sentido.

                                                                                 Obeso

Y ahí está, ¿lo ves? Qué habrá querido el obeso egocentrismo de él para subirle esta tarde a una bicicleta. ¡Ah! ya lo sé, obligarle a hacer lo que mejor sabe hacer, el payaso.

(Imagen "Acróbatas" del libro de <<Familia Ortega, fotografias>>)


Ejercicio 4:  Microrrelato, un personaje y un lugar (Guardia Civil - Lisboa)

                                       Por Elisa

Lisboa estaba sola. La Plaza do Rossio albergaba más mugre que de costumbre, pero esta vez, colgué el uniforme de Guardia Civil en el perchero del imaginario y no me dejé llevar por el pesimismo matutino. Ahí estaba ella, la dueña del sí quiero. Su falda entrecortada y su contoneo derrochador de orgasmo me obnubila la cociencia y me recuerda porqué aún estoy aquí.

                            Ni más ni menos

- ¡Lisboa Cinensis! ¡A su servicio, señor!- Gritó con la mirada cruzada, con la cabeza alta y la mano derecha en el corazón.
- ¿Lisboa? ¿Qué mierda de nombre es ese pa un Guardia Civil?
- ¡El que me puso mi madre, señor!


Ejercicio 3: Microrrelato, un personaje y un lugar (Niño triste - Tren)

                                       Síndrome.

Nos disponiamos a bajar del tren cuando la ingenuidad de Miguel me apartó de mis quehaceres mentales, diciendo:
 
 - Mamá ¿Por qué llora tanto ese niño? ¿Es porque está triste?

Miré al niño aquejado y la madre me pidió disculpas con el silencio de la distancia. Entonces, le di la mano a mi hijo y no supe qué contestar.

                                         Tristes

En el tren de las oportunidades dejó marchar la caja de los dedales. Por cada dedal un pinchazo, una lágrima seca y un espacio en blanco. El surgir de las dudas apareció relampagueando al filo de su memoria marchita mientras tejía:
 
  - ¿Qué habrá sido de ese niño triste, se acordará de mí?

Ejercicio 2:                     Autobiografía.

- No es país para viejos- Leyó en el título del periódico. Por un momento, la imagen de Javier Bardem se entremezcló con sus veintiocho años a las costillas y entre nubes de recuerdos edulcorados de la niñez, de repente se encontraba allí, en aquel parque subida en el tobogán.

     - Mira lo que tengo, mira lo que tengo. Tengo un caramelo y tú no tienes y tú no tienes...- Decía canturreando mientras se metía "la pesetica" (como denominaba su abuelo a la moneda de doscientas pesetas) en la boca.

  - Bueno, me da igual, tengo muchas en casa- Contestó su prima a regañadientes. - Venga, tírate tú primero-

  - Voy.

Antes de llegar al suelo se tragó las risas, los mira y el dichoso y mugriento caramelo.

Ejercicio 1: Descripción de la persona que tienes enfrente.

                                                                       Pura

Su mirada acribilla el silencio de los gritos que se ahogan entre las sábanas de franela. Su melena, ni corta ni perezosa, narra las historias que vivió antaño, pero aún quedan los cabellos que desvelan el destino del mañana.
La voz callada que sale de sus entrañas ahonda en el espacio abierto de esta habitación, emborrachando la calma del ambiente con suspiros de miedo y honestidad.
La piel y pose la hacen ser como es, cada instante, cada día, Pura.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso...



Hipnos

El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso, se me habrá quedado dormido. Bueno, voy a levantarme porque...vaya siesta.
Un momento, ¿qué pasa? No puedo, no puedo moverme, no puedo hablar, la boca no se mueve, las manos, los dedos. ¡Qué está pasando! ¿Hola? ¿Alguien puede ayudarme? ¡Por favor!  ¡Que alguien me ayude! ¿Noelia, estás ahí? ¿Puedes ayudarme? ¡Cariño!
Dios, nadie puede oírme. Está bien, tranquilízate, eso, tranquilo, respira, así,  relájate. ¡Vamos! puedes hacerlo, relájate, respira hondo. Es un mal sueño, seguro. Venga, cierra los ojos y cuenta hasta cien. Respira, así. Uno, dos, tres, cuatro... ¡Socorro!


Incompatibilidad de caracteres

El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso, ya ni eso. Hoy hemos batido el record...
- Pero cariño, teníamos que innovar... Ya sabes cuánto me gusta cambiar.
- Espero que no hayamos despertado a los niños con tanto ruido.
- Bueno, es sábado, están acostumbrados.
- Pero es que con tus: “así no, así, muy bien” “Por ahí... sí” “No, así no”...
- Ya lo sé Paco, yo soy muy... y tú eres tan... Que no me convence, que el azul y el rojo no pegan con los muebles, no sé. Sigamos probando, será por colores...

martes, 6 de diciembre de 2011

El ticket regalo

Una sonrisa y tu mirada,
un gesto inquieto, dos palabras.
El elixir de tus besos y tu mirada.
 
  El tamaño de tu miembro cuando me amas.
Un suspiro, un gemido, un cosquilleo.
Te lo cambio todo sin regateo,
tus pasiones, tus te quiero
Todo, por el ticket regalo de tu mirada.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El querer ( Manuel Machado)

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti
y es enfermedad tan mala,
que ni la muerte la cura,
¡bien lo saben los que aman!

Loco me pongo si escucho
el ruido de tu charla,
y el contacto de tu mano
me da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire
que toda entera te abraza,
yo quisiera ser la sangre
que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Siento al ceñir tu cintura
una duda que me mata
que quisiera en un abrazo
todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti,
de curar no hay esperanza,
que en la sed de este amor loco
tu eres mi sed y mi agua.

Maldita sea la hora
en que contemplé tu cara,
en que vi tus ojos negros
y besé tus labios grana.

Maldita sea la sed
y maldita sea el agua,
maldito sea el veneno
que envenena y que no mata.

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.



miércoles, 16 de noviembre de 2011

Muerto pero mío...

Botín acerbo
- Muerto pero mío. ¿Ves? Así es como hay que hacerlo. El corte es simple y limpio.
- Sí, señor. Pero, ¿qué hacemos con el resto del cuerpo? No podemos dejarle ahí sin más.
- Querido hijo, tu haz tu trabajo que las alimañas harán el suyo.
- Sí, señor. Nunca pensé que rebanar cabezas fuera tan sencillo. ¿Qué cree usted que dirá su señora cuando lleguemos a casa?
- Que lo limpies bien, que el talego chorrea y luego se pone todo perdido. Vamos hijo, date prisa que está oscureciendo.

Mustio
Muerto pero mío, así lo siento. Sigue a su ritmo con mesura, con el mismo embalaje y con unos cuantos rasguños de más. “Perdóname, yo no quería lastimarte”, me dices convencida. Tranquila que en la caja de costura guardo las grapas, no sé si serán suficientes para cerrar la herida pero, apuesto contigo que la cura no dolerá mucho más que el olvido.
- Muy profundo y sincero Paco. Creo que si dices la última frase con más fuerza quedará mejor.
- No me convence mucho el texto Marta, demasiado dramático, ¿no te parece? ¿Crees que algún día volverá conmigo?

Si te vas...
Muerto pero mío será el aliento de tu boca seca en mi cuello. El susurrar de tu mirada cuando callas y el mosaico de lunares que se forman en tu espalda, lejanos quedan.
Muerto pero mío el compromiso de serle fiel a la fidelidad de tus manías, tus cuentos chinos y tus manos vacías.
Muerto pero mío el calentón de la sangre que corre por mis venas cuando sin decir nada me besas.
Sin cobertura en el corazón, sin saliva en las palabras que te llevas. Si tan siquiera un atisbo de esperanza me dejas, vete y no vuelvas.

Prematuro
- Muerto pero mío, muerto pero mío, muerto, muerto, muerto, pero mío, es mío, es mío, es...
- Señora, lo siento muchísimo, de verdad que lo siento, pero tenemos que llevárnoslo, ¿lo entiende? Tranquila por favor, tranquila. Por favor, que alguien le dé un calmante. ¿Dónde está su familia? ¿Y su marido?
-La señora vino sola, no hay nadie fuera esperando.
- Cálmese señora, cálmese, todo va a salir bien, tranquila por favor, cálmese.
- Mi niño, no se lleve a mi niño, no se lo lleve por favor. No se lo lleve, aún no le he puesto el nombre.

Jaque Mate
- Muerto pero mío, así de claro. Dame mis monedas.
-¿Pero qué dices?
- Digo que a rey muerto, rey puesto.
- Ya estamos otra vez. Mira, si no sabes jugar al ajedrez y no quieres aprender es tu problema. No sé por qué pierdo el tiempo, en serio, me pones nervioso.
- Vamos hijo, no le tengas en cuenta esas cosas a tu abuelo, ya sabes cómo es, se le olvida todo al momento y se confunde.
- ¡Jolines, ya lo sé mamá! Es que sólo le pasa cuando pierde. Bueno, te lo explicaré de nuevo. Cuando muevas el...

Soñando
- Muerto pero mío- Dijo sonriendo.
-¿A qué te refieres, Pablo?
- A mi sueño. ¿Te acuerdas? Ya sé que no se cumplirá, pero sigo esperando.
- Eso no lo sabes. Venga, no digas más tonterías y vámonos al patio. A ver qué niño se lleva el “premio gordo”, porque la familia parecía bastante enrollada. Ojalá sea Marquitos, es muy pequeño.
- Tío, ten cuidado, que se me ha enganchado la manga en la rueda. Empuja más despacio, ¿vale?
- Claro, perdona. Es que como la silla es nueva no la controlo mucho, creo que pesa más que la otra.

La curiosidad mató al gato
- “Muerto pero mío”. ¿La has visto? Dicen que es la película de terror más taquillera del momento.
- Pues ni idea. ¿Y de qué va?
- La historia trata sobre dos amigos de toda la vida que están un día en la casa de uno de ellos y uno, por saber lo que se siente al matar, le clava un cuchillo en la garganta al otro.
- Que fuerte. Pues no he visto el tráiler ni nada. ¿Quiénes son los actores principales? Tiene buena pinta.
- Los conoces muy bien a ambos.
- ¿Si? ¿Quiénes son?
- Tú y yo.

Uf, casi
- Muerto, pero mío el consuelo de que a partir de ahora vamos a estar mejor.
- Claro que sí Luisa. Bastante habéis pasado.
- Fíjate, parece un santo. Nadie diría viéndolo así, que venía cada noche borracho pegando voces y despertándonos a todos.
- Bueno, ahora podréis rehacer vuestra vida. Todo va a salir bien.
- Que Dios te oiga.
- Oye, llámame loca pero, me ha parecido ver que se mueve.
- ¿Quién se mueve? ¿Qué dices?
- ¡Eh! ¡Tú! ¡Deja ya de moverte tanto si no quieres que te dé una buena!
- Perdona Paco, estaba soñando.

De ilusiones también se vive
- “Muerto pero mío”, la frase se las trae esta semana, ¿no crees?
- Vaya. Pocos microrrelatos se van a mandar.
- ¿Te imaginas que ganáramos alguno de nosotros cinco?
- Ojala, es muy difícil, participa muchísima gente.
- Bueno, pero imagínate. ¿Tú qué harías con los seis mil euros?
- Pues no tengo ni idea, supongo que me pagaría el máster y haría un viaje. ¿Y tú?
- Yo sacaría por fin el billete de avión, hace tres años y medio que no la veo.
- Oye, ¿qué hora es?
- Son y cuarto, ya queda menos.

K.O.
Muerto pero mío, sí, ya eres mío. No me abandonarás, ¿pensabas que lo tendrías tan fácil? Tranquilo, también me he ocupado de ella y ya no se interpondrá entre nosotros. Yo sé que tú no tenías la culpa, ella te había engatusado pero ya no importa, mi vida. Te amo tanto que tuve que hacerlo. Descansa mientras voy al tocador para arreglarme un poco, quiero que cuando nos reencontremos me veas radiante. Ya voy cariño, no tardo, espera unos minutos.

viernes, 11 de noviembre de 2011

A ciegas

- No veo, no veo, no veo. ¿Qué está pasando? ¿Hay alguien ahí?
- Si mi niña, mamá está aquí. No te toques, debes tener un tiempo la venda. Te han operado hace media hora.
- Creía que me había quedado ciega, que miedo. Por cierto ¿a qué huele? Huele como a piel quemada, ¿dónde estamos? Yo no oigo gente, ¿no estamos en el hospital?
- Sí, es que estamos en una habitación aislada, no te preocupes.
- Sí, ¿pero cómo he llegado aquí? No recuerdo nada. ¿Por qué me han operado de la vista? No tengo ningún problema, al menos que yo recuerde. Estoy muy confusa, tengo miedo. No me has dicho que es ese olor tan raro. ¿Por qué no siento las piernas tampoco? ¡Dime qué está pasando!
- Tranquila. Aún estás bajo los efectos de la anestesia. Te han dado muchos calmantes.
- ¡Quieres contestarme! ¡Contéstame! ¡Contéstame! ¡Joder!
- Mi pequeña, mejor te lo digo en otro momento, será mejor así. Intenta descansar, ¿vale? Intenta dormir un poquito.
- ¡Quieres decirme qué está pasando! ¡Vamos mamá! ¡Dímelo! ¡Dime que me está pasando! ¡Qué es ese olor tan intenso a quemado! Y ¡Por qué no siento las piernas! ¡Dímelo joder!
- Está bien, tranquila mi niña, tranquila, te lo contaré, te lo contaré, cielo. Hace un par de horas... cariño –decía llorando- ha sido tu marido, mi niña, ha sido tu marido. Ahora está en el cuartel de la Guardia Civil. ¿No recuerdas nada?
- No, no recuerdo nada, ¿qué tengo que recordar?
- Cariño, no sé como decírtelo, no sé si es mejor que olvidemos el tema. Descansa, intenta descansar.
- ¡Que no! ¡Dime que pasa! ¡Dímelo!
- Mi niña, llamaste hace tres horas a casa asustada. Decías que Julio te estaba amenazando que te iba a matar. Tu padre y yo llamamos rápidamente a la policía para que fueran a tu casa. Cuando llegaron era tarde. Te encontraron entre las llamas, mi niña, la casa estaba ardiendo, y tenías unas vigas encima.  Estabas totalmente inconsciente.  Tienes quemaduras de tercer y cuarto grado en el treinta por ciento del cuerpo, cariño. Las piernas... han tenido que amputartelas. Y la vista... de momento no sabemos nada, te han operado hace un momento, pero los médicos dijeron que había un porcenjate muy alto de que la perdieras.Lo siento mi vida, lo siento mi pequeña, lo siento, lo siento, mi niña, mi niña...
- ¿No podré volver a andar? ¿Estoy ciega?
- Sí, mi niña, así es. Pero nosotros vamos a estar aquí, todo va a salir bien, cariño, todo va a salir bien, cielo, con el tiempo todo se arreglara, ya lo veras, ya lo verás, sí, ya lo verás- decía llorando mientras la abrazaba con sumo cuidado-
-¡Nooooooooo! ¡Nooooooooo! ¡Déjame! ¡Déjame! ¡Diosssssss! ¡Diossssssss mioooooooo! ¡Por queeeeé! ¡¡Por qué yo!! ¡Diosss míooo! ¡Por qué! ¡Por qué! ¡Diosss míoooo!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Y nada más existió hasta el próximo tren...


“Donde hubo, retuvo”

Y nada más existió hasta el próximo tren, tan sólo el perfume y esa mueca extraña en forma de sonrisa. La mirada lo dijo todo sin decir nada. Las caricias y el abrazo me supieron a poco. Tal vez no te vuelva a ver y el miedo y la distancia apuesten por el olvido,  aunque a juzgar por el sabor salado que dejaron tus besos en mi boca supe que no tardarías en echarme de menos.


Bipolar

Y nada más existió hasta el próximo tren. La sangre derrochándose por tu cuello, miradas de interrogación en los transeúntes, un silbato que ordena que me aparte de ti. 
Los demás siguen en la fila comprando el billete del próximo tren, el mismo que nos sacaría a ti y a mí de este infierno en el que yo dejaría de ser tu amante y tú la que marca el 016. 
La sangre coagula en el andén mientras yo me convenzo de que el culpable salió corriendo. 

miércoles, 2 de noviembre de 2011

COMO TANTAS VECES HABÍA HECHO DE NIÑO...

Reprimido

A sus ochenta y dos recién cumplidos,como había hecho tantas veces de niño, sacó al porche su caballete, mezcló las témperas en la paleta de su malograda imaginación e hizo realidad, a través del papel, el sueño de lo que siempre había querido ser. Sencillo pero imposible.
El viento a su favor, su viejo bloc esperando en blanco, distintos pinceles y colores, pero siempre la misma imagen: el rostro de una mujer.

Víctima y verdugo
Como tantas veces había hecho de niño, Suki, subió a la montaña de  los tres picos con sus soldaditos de plomo, los coches de carreras y el trineo de madera con ruedas que le había hecho su abuelo. Un batallón de recuerdos inundó su mente al coger al comandante de la caballería, el señor Hopkins...
- ¡Tú cállate cuatro ojos! ¡Dame ahora mismo todas las canicas si no quieres que te canee!
- No me hagáis daño por favor, os daré lo que me pidáis.
- ¡Miradle, tan cobardica como su hermano! ¡Adelante caballería! Que no quede ni una sola.

Libre
Como tantas veces había hecho de niño, se despojó de sus ropas en la orilla del rio, cogió su vieja canoa y se echó rio abajo. Sentía el viento fresco en su espalda y la furia con la que el agua azotaba las piedras. Mientras luchaba por no perder el control, notaba cómo la sangre fluía con fuerza, transformando su muñón malogrado en una robusta pierna, cómo la herida de bala del pecho se desvanecía con la frescura de la naturaleza, todo bajo control, sin miedo. Como un pájaro que despliega sus alas, por un momento volvió a sentir la libertad.

Los monstruos sí existen
Como tantas veces había hecho de niño, miró dentro del armario,  detrás de las cortinas detrás del ropero, abrió los cajones de la mesita... Por causas que se desconocen, había sufrido terrores nocturnos siendo muy pequeño. Yo ya me había cansado de insistir al tratar de convencerle de que los monstruos no existen. Se sentó en la cama como de costumbre para quitarse los zapatos. De repente una mano le agarró por el tobillo. Fue un instante. Con la mano en el pecho cayó al suelo.
 Aun recuerdo los gritos de nuestra pequeña Julia:
- ¡Sólo era una broma papá!

Entre las estrellas
Como tantas veces había hecho de niño, subí al desván y cogí el telescopio para mirar las estrellas desde la ventana. Recuerdo cómo Cuco y yo nos peleábamos por mirar cuando éramos pequeños, yo siempre miraba primero. Cada noche subíamos después de lavarnos los dientes, antes de meternos en la cama y nos quedábamos bastante rato mirando las constelaciones, averiguando en cuál de ellas estaría mamá.

“La Martinica”
Como tantas veces había hecho de niño en las obras de teatro, no le pareció un reto interpretar el papel de hombre en su primera película. El mayor inconveniente era ocultar la ciento cinco copa C. La noche del estreno prometía. El Caudillo estaba en la segunda fila protegido por agentes de la Guardia Civil.
Como acostumbraba al finalizar cada obra,  Martina se quitó las vendas delante del público y exhibió sus voluptuosos pechos. De pronto, un olor intenso a plomo inundó la sala del Capitol. Fue sin duda el primer destape en el cine español.

Los Santos Inocentes
Como tantas veces había hecho de niño, marcó el teléfono de su hermana para gastarle una broma. No pensaba lo que le diría al descolgar, le gustaba improvisar. Se había hecho pasar por director del Banco Santander, cajero del supermercado, policía...
Esta vez decidió ir más allá.
- Hola, buenos días. ¿Eloísa Martín?- Dijo, tapando ligeramente el auricular del teléfono.
- ¿Quién es?
- Soy el dueño de la funeraria Los Olivos. Ayer hablé con su mujer, quería informarle sobre el precio de los féretros.
- ¿Está usted de broma? Mi mujer lleva muerta dos semanas- Exclamó enfadado, intentando contener la risa.

¿Dígame?
Como tantas veces había hecho de niño travieso, Susana era consciente de que dieciocho años no serían suficientes para ver a su hijo madurar. Desde  que a los cinco años incendió el sofá, supo que el pequeño iba a dar mucha guerra. Por eso, muy a su pesar, la llamada desde el cuartel de la Guardia Civil no le sorprendió a altas horas de la madrugada. Lo que sí le quitó el sueño y las ganas de vivir fue ser consciente de que jamás volverían a llamar. Desde entonces, cada noche se despierta a las cuatro y media y descuelga el teléfono.

Falsa alarma

Como tantas veces había hecho de niño nada más levantarse de la cama colocó la mano en el pecho manteniéndose totalmente inmóvil durante un instante, pendiente de los latidos del corazón. Después, delante del espejo del baño, analizaba minuciosamente el estado de la dentadura, por si alguna nueva caries hubiera aparecido mientras dormía.
Tras comprobar detenidamente todas las constantes vitales, la espesura del cabello, la garganta, el cúmulo de grasa del vientre, las estrías del trasero y el tamaño y estado de su miembro viril, marcaba el ciento doce y decía:
-Todo está bien señores, un día más estoy vivo.

lunes, 31 de octubre de 2011

La muerte del Hidalgo manchego

Como las cosas humanas no son eternas, van siempre en descenso desde el principio hasta llegar a su fin, especialmente las vidas de los hombres, Don Quijote no iba a llevar una baza que le diera la inmortalidad, no tenía el privilegio del cielo para detener el curso de su vida. Su final, como el de todos, estaba escrito y de forma inesperada. Porque, ya fuese por la melancolía que le causaba el verse abatido, o ya fuera por disposición del cielo que así lo deseaba, le fue propiciada una fiebre que le tuvo seis días en cama, en los cuales fue visitado en demasía por el cura, el bachiller y el barbero, sus amigos, sin alejarse ni un instante de la cabecera Sancho Panza, su fiel escudero [...]
Despertó al cabo de un tiempo, confuso y gritando:
- ¡Denme agradecimiento buenos señores! Porque ya no soy Don Quijote de La Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres diéronme  renombre de Bueno. Ya no soy enemigo de Amadis de Gaula  y de toda la infinita muchedumbre de su calaña; ya que son odiosas todas las historias profanas de la andante caballería; ya sé lo necio que he sido, conozco los peligros en los que me puse al haberlas leído. Por misericordia de Dios y por escarmiento ¡las detesto!
Cuando le oyeron decir estas palabras los allí presentes creyeron sin duda que había enloquecido de nuevo, y Sancho le dijo:
- ¿Ahora Señor Don Quijote? ¿Ahora que tenemos la buena nueva de que la señora Dulcinea está desencantada? ¿Ahora que estábamos empeñados en ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere usted hacerse ermitaño? ¡Calle por su vida! ¡Vuelva en sí y déjese de cuentos!- Dijo riendo su amigo el pastor. A lo que el gran Don Quijote respondió débilmente:
- Aquellos que hasta ahora han influido en mi deterioro mental, los ha de volver mi muerte y con ayuda del cielo, en mi provecho, merecedores de la peor providencia serán pasto. Yo, señores, siento que me voy muriendo a toda prisa, dejen de burlarse y tráiganme un cura que me confiese y un escribano que haga mi testamento, que en tales trances como éste no se ha de burlar el hombre del alma; y así suplico que mientras el sacerdote me confiesa, vayan por el escribano.
Se miraron unos a otros, sorprendidos por las palabras de Don Quijote, y, aunque dudosos, le quisieron creer. Una de las razones por las que supusieron que se moría fue el haber vuelto tan fácilmente de loco a cuerdo; porque a las ya dichas coherentes palabras, añadió otras muchas también, tan cristianas y con tanta concordancia, que no les dejó lugar a dudas de su incipiente e increíble cordura.
Hizo salir a la gente el cura, y se quedó sólo con él y le confesó.
Entró más tarde el escribano, y después de haber hecho el comienzo del testamento y aliviado su alma, Don Quijote, se preparó para el reparto de bienes de la herencia y dijo:
- Primero, es mi voluntad, que cierto dinero que posee Sancho, a quien estando loco hice mi escudero, quiero que sea poseedor de cuanto le prometí, que nadie le arrebata el capital que le prometí, no son lingotes de oro ni plata, pero bastarán para poder hacerle dueño de su propia casa. Y si como estando yo loco le prometí darle el gobierno de la ínsula, le daría ahora estando cuerdo el de un reino, se lo otorgaría porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato hacia mí, lo merecen. Por consiguiente le doy mi viejo caballo y mi dinero [...] Y señores, vayan olvidando poco a poco, pues las cosas ya no son como antes eran. Yo estuve loco, y ya estoy cuerdo, fui Don Quijote de La Mancha y ahora soy Alonso Quijano el Bueno [...]. En segundo lugar, quisiera otorgar toda mi herencia, sin cabida alguna a Encarna Quijano, mi sobrina, que está presente, habiendo antes cubierto y sanado todas mis deudas: la primera de ellas es pagar el salario que debo a mi criada Tiosinia, por el tiempo en que me ha servido y darle también veinte monedas para un vestido [...] Por último, suplico a los dichos testamentarios que, si la buena suerte les condujera a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de “La segunda parte de las hazañas de Don Quijote de La Mancha”,  pídanle de mi parte con insistencia, que perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di para que haya escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto de esta vida con angustia por haberle inducido a escribirlas.
Finalizó con esto el testamento y desmayándose se tendió a lo largo de la cama. Todos se alborotaron y acudieron a reanimarle. Pasados tres días desde que hizo el testamento se desmayó en muchas ocasiones. Andaba la casa alborotada, pero aun así, comía la sobrina, brindaba el ama y se alegraba Sancho, que esto del heredar borra o templa en el heredero la memoria de la pena, que es normal que deje el muerto.
En fin, llegó el último día de Don Quijote, después de haber recibido todos los sacramentos y después de haber maldecido, con muchas y fervientes razones, los libros de caballería. Estaba el escribano presente mientras el hidalgo perdía la vida, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiera muerto en su cama, tan sosegadamente y tan cristiano como Don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se encontraron, cedió su espíritu.
[...] Deliberó Encarna Quijano, por algún que otro dinero de aquellos días en que su idolatrado tío se dispuso, para con sus seres allegados, a partir sus posesiones, por no saber en qué gastarlos, ingrávida, permanecía en un silo magno mirando los mugrientos estantes, cuando repentinamente su atolondrado rostro cambióse al divisar un mugriento libro, cuyas pastas parenciéronle  de textura de piel de cerdo, porque permanecía bajo una plaga de andrajos. Adueñose de ella un inesperado interés por conocer el autor y las historias que daban cabida en él y apresurose en cogerlo. La joven quedó admirada cuando en la última hoja leyó:
“Como eterno personaje secundario, atormentado y preso de una locura insistente, viéronme aquellos que claváronme enardecidos una estaca en el costado, pero no me quejo ante actos profanos como ellos quisieran, indispuesto ahora me hallo para maldecirlos, mi lengua quedose sin saliva tan puerca  (aunque agradecido quedo, que a expensas de sus necias palabras devolviéronme a la vida) porque de no haberme creído Don Quijote, hubiera muerto desolado y no hubieráseme concebido la fortuna de conocer a mi más leal y fiel amigo Sancho, compañero de mis más atroces correrías. Pareciéronme días en los que la sangre ardiente y vigorosa fluía por el interior de mis entrañas, mi sesera deteriorada por pensamientos fantasiosos provocáronme para comportarme como un niño al recibir una recompensa; me sentí libre como un pajarillo que vuela a ras del mar. Sí, mi delicada y enferma cabeza fue objeto de burlas y habladurías, pero mi espíritu anduvo jovial y cobró viveza; prefiero vivir delirando y acompañado a vivir cuerdo y desagradecido y morir en soledad."
                        Alonso Quijano El Bueno

viernes, 28 de octubre de 2011

ÑoÑa


Bueno, pues por aquí ando de nuevo querido folio en blanco. Debe ser la prima lejana que viene de rojo cada cierto tiempo, que la tengo de visita y dando por culo, o que el otoño está detrás de la puerta y entre mis sábanas dándome frio y calor al mismo tiempo,  en cualquier caso me siento más ñoña que de costumbre.
Yo no sé si a ti querido lector, que te das de vez en cuando una vuelta por este humilde blog, te pasa que, cuanto más triste y más ñoño estás, más te dedicas a escuchar canciones que te sacan esa lágrima escondida, esa sonrisa tontona, de los recuerdos. Y digo yo, vamos a ver, estás triste o simplemente melancólico, pues ¡ponte algo más alegre coño!
Pero no, somos tan sumamente simples y masocas que disfrutamos de la tristeza, de la autocompasión aun siendo sentimientos y actos meramente perjudiciales, pero bueno, así somos. No digo que haya que huir de la tristeza, no, es bueno disfrutar de esos momentos, pero sin pasarse.
Me resulta muy curioso, pero alguien puede decirme ¿por qué en momentos más tristones nos apetece comida basura y CHOCOLATE?, el chocolate ummmmmmmmmmmmmm...pero qué bueno está joder. No lo entiendo muy bien, porqué meterse inflá de comer pa sentirte como un puerco al día siguiente, manda huevos... Pero bueno, como alguien me dijo una vez, nos interesa mucho más disfrutar a pleno de ese ratico, desmelenándonos  haciendo lo que realmente nos da la gana, una vez al año, engancharte a un vicio, no hace daño, aunque eso luego nos pase factura, comida basura, alcohol, tabaco, etc, para aplazar las verdaderas responsabilidades al día siguiente, porque claro ese día no estás en condiciones (procrastinación se llama eso).
Pues sí señores, que ayer estaba más ñoña que antes de ayer y hoy más que ayer. Más ñoña y más blanda que una breva. ¿No habrá por ahí un jarabe pa’ curar la ñoñería? Si es así díganme dónde puedo encontrarlo y cuánto me va a costar, que si puedo lo pago y si no lo dejo a deber.

La silenciosa


La llaman la silenciosa, la sirena cobarde. Lleva un manto de liras y una espina clavada al final de la cola, que no la deja moverse del sitio en que está sola y ausente.
Sirena que vienes de la mar y en la mar te sumerges, viendo de lejos partir un barco con secretos de orilla, con sal, ginebra y azúcar, cóctel de promoción.
Confusa y elocuente, sigues mar adentro, sola, sin mirar atrás, aunque sin dejar de pensar. Seguirás hasta llegar al fondo, esperando encontrar, al subir a la superficie, la pura y valiosa verdad. La silenciosa, la dolida, la jodida silenciosa, que calla cuando quiere gritar, que ríe cuando quiere llorar, la silenciosa, la quejicosa, la puñetera y testaruda silenciosa, hasta el fondo del mar, hasta donde llegue, sin mirar atrás, pero sin dejar de pensar.

martes, 25 de octubre de 2011

DOS HAMBURGUESAS, UNA DE PATATAS ¿Y DE REFRESCOS? BESOS CON LENGUA

Un día de esos que no te apetece mirarte al espejo, que la cola del supermercado del DIA se hace más larga que de costumbre. Un día de esos, que se te cuela el primer abuelillo de turno y lo miras con cara de mala leche, uno de esos que toda la ropa te queda demasiado ajustada y prefieres ir en chándal. Uno de esos que pasas demasiadas horas delante del ordenador aburrido de mirar el correo cada diez minutos, ¿no hay nada nuevo? Y la verdad es que no lo hay, pero tú lo esperas. Uno de esos días aburridos y raros que sacan lo peor de ti, tu lado más vago y menos transcendental, uno de esos en los que eres más tú que tú misma. Un día de Sabina, Ismael Serrano, La Fuga, Fito y Alejandro Sanz. Uno de esos en el que el día se hace eterno la noche eterna y conciliar el sueño supone un reto. Uno de esos en que te miras al espejo y te ves más arrugas, michelones, manchas y más años que cualquier otro. Uno de esos, en los que ves a una pareja en el Burguer King de la esquina y envidias como se miran el uno al otro, uno de esos que no quieres que nadie te mire pero que no te suelte. Uno de esos días en que la ración de caricias solo se puede pedir por encargo y el pedido llega tarde y frio. Un día en que tu propio nombre suena raro cuando te llaman, que la higiene supone tanto esfuerzo como subir a una montaña y poner una bandera. Un día de esos que no te apetece hablar  pero a gritos pides un puñao de mimos. Un día de regla, de resaca, un día de mierda, un día en que lo único que te apetece son un par de hamburguesas repletas de salsas de kétchup, mayonesa y mostaza, con una ración de patatas deluxe o alargás y de refresco una buena jarra de besos con lengua.