domingo, 18 de diciembre de 2011

Las compresas no vuelan




Como un riachuelo que vive seco y se niega a saciar la sed que tengo de ti, como pegarle a un padre, como el otoño sin la nostalgia de las hojas secas. ¿Se puede pedir un te quiero? ¿Cómo? No

Como el salmón abandona los huevos de sus crías y se aleja dejándolas a su suerte, como Marco sin su madre, como un símbolo de interrogación sin punto o una vida sin muerte, así me dejas con tus miradas de reojo. Las tentativas intenciones de ignorarme que tienen tus pupilas al encontrarse con las mías se llevan mi aliento, mi alma y mi vida ¿Se puede vivir engañando? ¿Cómo rogarte que te quedes, que existas? ¿Cómo pedirte que me ames? ¿Se puede amar sin ser amado? No.

¿Cómo decirte? que no puedo echarte de menos porque no te tuve, que no puedo odiarte porque no te amé, que no puedo desearte porque no te conozco, que no hubo cenizas que avivar ni fuegos que apagar, que sólo quedan las palabras que prometí no desvelar, que no hay rencor ni pasión, que no existe el nada sin el todo, que la ley de relatividad cobra sentido con la distancia, que los kilómetros se hacen años cuando te recuerdo, que ni el recuerdo tiene sentido porque no existió un momento que añorar, que ni yo misma sé qué coño digo, ni qué quiero, que la eternidad me sabe a polo de menta amargo, que mis textos han dejado de ser ñoños, que estoy hasta el moño, que te odio, que te pienso. No.

¿Cómo decirte? anónimo paje que llevas mi felicidad a cuestas, que ya no creo en el amor, que la ilusión se desvanece mientras escribo, que la mierda cada vez huele peor, que me pinchan las agujetas en el corazón, que no te quiero, que tan solo te deseo, que no me mires, que te ahogues en las noches de insomnio como yo lo hago cuando te imagino. No.

¿Cómo decirte? Que por muy fina y segura que parezca, no tengo alas, que las compresas que necesito para tapar las heridas que dejaste no vuelan hacia donde yo estoy, que me faltan dedos en las manos para contar las noches que te lloré. No

¿Cómo decirte? que la tinta de mi pluma cuando te escribo me sabe a sangre cuando el miedo a perderte se hace realidad. Que tan solo quiero que sigas siendo tú sin mí, que formes parte de lo que jamás podre tener. ¿Qué busco exactamente? ¿Eres tú? No.

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