Bueno,
pues por aquí ando de nuevo querido folio en blanco. Debe ser la prima lejana
que viene de rojo cada cierto tiempo, que la tengo de visita y dando por culo,
o que el otoño está detrás de la puerta y entre mis sábanas dándome frio y
calor al mismo tiempo, en cualquier caso
me siento más ñoña que de costumbre.
Yo
no sé si a ti querido lector, que te das de vez en cuando una vuelta por este
humilde blog, te pasa que, cuanto más triste y más ñoño estás, más te dedicas a
escuchar canciones que te sacan esa lágrima escondida, esa sonrisa tontona, de
los recuerdos. Y digo yo, vamos a ver, estás triste o simplemente melancólico, pues
¡ponte algo más alegre coño!
Pero
no, somos tan sumamente simples y masocas que disfrutamos de la tristeza, de la
autocompasión aun siendo sentimientos y actos meramente perjudiciales, pero
bueno, así somos. No digo que haya que huir de la tristeza, no, es bueno
disfrutar de esos momentos, pero sin pasarse.
Me
resulta muy curioso, pero alguien puede decirme ¿por qué en momentos más
tristones nos apetece comida basura y CHOCOLATE?, el chocolate ummmmmmmmmmmmmm...pero
qué bueno está joder. No lo entiendo muy bien, porqué meterse inflá de comer pa
sentirte como un puerco al día siguiente, manda huevos... Pero bueno, como
alguien me dijo una vez, nos interesa mucho más disfrutar a pleno de ese
ratico, desmelenándonos haciendo lo que
realmente nos da la gana, una vez al año, engancharte a un vicio, no hace daño,
aunque eso luego nos pase factura, comida basura, alcohol, tabaco, etc, para
aplazar las verdaderas responsabilidades al día siguiente, porque claro ese día
no estás en condiciones (procrastinación se llama eso).
Pues
sí señores, que ayer estaba más ñoña que antes de ayer y hoy más que ayer. Más
ñoña y más blanda que una breva. ¿No habrá por ahí un jarabe pa’ curar la
ñoñería? Si es así díganme dónde puedo encontrarlo y cuánto me va a costar, que
si puedo lo pago y si no lo dejo a deber.
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