domingo, 23 de octubre de 2011

El comandante de la Guardia Suiza...(Concurso Getafe Negro)


Hundido

El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral de la puerta, un balazo silencioso le atravesó el cráneo dejando los sesos adheridos al gran ventanal de su despacho. Herido en la pierna derecha, y con restos de sangre del comandante suizo, el detective Gillou Lemoine  tomó un taxi con dirección al Aeroporto di Fiumicino.

No era la primera vez que su placa se llenaba de sangre, pero esta vez sería totalmente diferente. Veinticinco minutos y todo habría terminado.

Entró al baño de señoras del aeropuerto sigilosamente,  por fin le había encontrado.

- ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué tú? Nunca imaginé que el espía que llevo tantos años buscando y ahora debo eliminar, fueras tú.

- Lo siento papá, lo siento, lo siento- Decía llorando y con extraño acento italiano mientras la sangre fluía del pecho y teñía su camisa.

- Yo también. Je t'aime  ma petite.

Confianza ciega

-El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral, señor, actuamos a tiempo, todo está controlado- Dijo Kamil, con postura erguida y la vista al frente. Su ceñido uniforme acentuaba el tamaño de sus pechos y  su esbelta figura.

- Está bien. He recibido el comunicado desde la Embajada Suiza. El Pontífice está a salvo. Ocupe su puesto teniente- Le contestó a escasos centímetros de su boca y sin apartar la mirada de su escote.

Kamil acató las órdenes del general Hunter y sin conceder importancia a las miradas descaradas de éste salió del despacho.

 Nada importaba, una gran misión estaba por llegar.

- Sin sombra de sospecha. El Papa estará en la Piazza di Spagna a las cuatro y media de esta tarde. Prepárense para accionar la bomba- Dijo Kamil en alemán al descolgar el teléfono.

- Suiza siempre le estará agradecida por su lealtad, Kamil.

¡Maldición!

El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral, los polvos Phungu y la inyección de sanguijuela asesina habían resultado efectivos. Volker  contaba a partir de ahora con treinta y cinco escasos minutos para entrar al Archivum Secretum Vaticanum y concluir la misión.

Cuarenta y dos pasos para llegar a la estantería donde se encontraban las actas del proceso contra el científico Galileo Galilei.

Tantos años intentando acceder a estos documentos, tantas noches sin dormir, no creía que llegaría tan lejos para lograrlo. Y ahí estaban, a tan solo veinte centímetros de sus narices. Con sumo cuidado pudo sentir el tacto y el olor a papel viejo. Justo en el preciso instante en que fue a abrir los documentos para leer la primera hoja, perdió la visión. Todo se hizo borroso, su respiración más rápida, aumento de presión sanguínea...

- ¡Maldición! ¡Me he vuelto a quedar dormido!

La espada de la fe

El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral, al mirar sus piernas fue consciente de que jamás volvería a andar. La sangre fluía con demasiada fuerza, pero no sentía ningún dolor, no sentía nada, solo lástima y compasión al mirarla. En cambio Xiao Chen (bautizada como Husaam Udin por el islam) la terrorista China más buscada a nivel mundial,  emitía gritos incomprensibles de  rabia y frustración mientras le miraba a los ojos. Por más que tiraba y tiraba de la anilla no conseguía accionar la bomba que llevaba anudada a su chaleco.

In nomine Patris Et Filii Et Spiritus Sancti
El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral de los aposentos, a dos palmos del suelo estaba la nota. El Cardenal Agustino yacía en la alfombra del pasillo con un disparo de nueve milímetros en la sien. Podía  percibir, a distancia del cuerpo, el olor a plomo y a sangre. Con mucho cuidado se acercó a la escena del crimen, no quería contaminar las pruebas con sus huellas. Se colocó los guantes y sacó unas pinzas de su bolsillo derecho del pantalón. Abrió la nota manchada de sangre y asombrado leyó su contenido:
- Le avisé, sus esfuerzos por desvelar el mayor secreto de la iglesia católica serían en vano. Demasiado tarde Su Eminencia, el secreto quedará sellado en el olvido con su muerte. Despídase de su Dios, será el único que pueda ampararle. In nomine Patris, et Filii, Et Spiritus Sancti. Amen.

¿Sólo o con leche?

El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral.
Horas antes...
-Señor comandante, ¿Cómo desea el café? ¿Sólo o con leche?-dijo Estrella servilmente.
-Como siempre, lo tomaré sólo, gracias.- Señor, supongo que Fredreric le habrá comentado sobre la visita que recibimos hoy. Si no es indiscreción, señor, ¿quién era? Su rostro me resultó familiar- Preguntaba mientras le servía el café.
- No me dijo nada. ¿Cómo era? ¿Qué quería?
- Era un señor mayor, no recuerdo su nombre, era italiano. Estuvo tomando té y hablando con Fredreric.
- Que raro. Hace un momento estaba con él. Iré a...-
-¿Señor? ¿Está usted bien? ¡Señor! ¿Qué le ocurre? ¡Socorro!
- Muy bien Estrella. Ahora todos sabrán que has sido tú. ¡Brillante!- Dijo repentinamente Fredreric riendo desde la puerta.
- Señor, ¿qué dice? ¡Yo no he hecho nada!
- Por supuesto que sí, querida, le has servido el café.

Ciegos
El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral, al menos nunca fue consciente. Los cristales, hechos añicos, se le clavaron en los ojos dejándole totalmente ciego. El museo está tan sumamente protegido e insonorizado, que su rugido no hizo ni el menor eco en la sala. Torpe y dolorido, activó la alarma. En cuestión de siete minutos y medio aparecieron los  soldados.
-¿Cómo era? Descríbamelo-
-Ya le he dicho que no lo vi, detective. Al disparar, los cristales se me clavaron y no pude ver nada.- Está bien. Llévenle al hospital. ¿Señorita? ¿Dónde están las cámaras de seguridad?
Después de que el detective Chalmer le tomara declaración, el comandante fue llevado rápidamente al Complesso Ospedaliero San Giovanni Addolorata. En la ambulancia, malherido y aquejado mantenía la mano derecha en su bolsillo, los diamantes y la sortija eran demasiado valiosos como para perderlos ahora.


5 comentarios:

Otis P. Zerimar dijo...

Me han encantado los textos, en especial el quinto y el penúltimo.

Una cosa que veo rara (si me permite la indiscrección): ser servicial no es lo mismo que ser servil, existen matices, ¿quisiste que la "asesina" pareciera servil o servicial? Gracias de antemano por responder.

Me da la sensación de que los textos tienen una limitación de palabras, ¿A qué se debe?

¡Cuántas preguntas! Espero, sepa disculpar mi atrevimiento.

Gracias y de nuevo, enhorabuena, ¡siga escribiendo!

Un saludo desde el país del sol...

Rosa dijo...

jejejeje, ella no fue la asesina..jejejeje, fue Fredreric. Quería decir que lo hizo a modo de siervo, pero la palabra en sí da mucho juego, así cada uno lo interpreta a su manera.

No te preocupes, me gustan las críticas constructivas, soy una mera aficionada, los consejos bienvenidos son ;P

Sí, tiene una limitación de 150 palabras, es que los he presentado a un certamen de género negro, policiaca, que se celebraba en Getafe (Madrid). Los otros microrrelatos son de otro concurso, "relatos en cadena" de cadena ser, microrrelatos en 100 palabras.

Me alegro de que te hayan gustado y de tu visita!!

Por cierto, cual es el país del sol? ;)

Rosa dijo...

Ah! y no me importa que preguntes, pregunta lo que quieras, yo respondo encantada.
Gracias de nuevo por tu visita y tus comentarios.

;)

luis rafael borbón jeane dijo...

Encoma, entre tantos disparos, finales patéticos, escotes sugerentes, etc., etc. cuesta hacerse a la idea de que estamos en el Vaticano, y que es un lugar usualmente sin peligros donde las monjitas acuden, llevando quizá su maletín, a tratar de negocios con la curia.jeje.

Tienes una gran imaginación, enhorabuena :)

Rosa dijo...

jejejejeje...gracias ;)