viernes, 13 de enero de 2012

¿ConÓsin?


Verdad (definiciones de la R.A.E)
  • Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.
  • Conformidad de lo que se dice con lo que se hace.
  • Cualidad de veraz.
  • Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.
  • Expresión clara, sin rebozo ni lisonja, con que a alguien se le corrige o reprende.
  • Realidad.
  • Honestidad.
  • La verdad.

Situación: “Oye, ¿cómo crees que me queda esto? Pero de VERDAD, dime lo que piensas, ¿eh? Que no me enfado”.
Honestidad: “Pues sinceramente, te queda como el culo, vamos que una burra con traje está más buena que tú. Anda…y cámbiate hijica”.
Consecuencia de ser honesto: ¡Serás cerdo! ¡Pues anda que tú! ¡Mira quien habló, que le llega la barriga al suelo, y la frente se da la mano con la nuca de la calva que tiene! ¡A ver si esta noche me dices lo mismo cuando vengas buscando calor!
Verdad con sacarina: “Claro cielo, te queda bien, ya sabes que tú siempre estás fantástica con todo. Aunque bueno, el traje del otro día quizás te quedaba mejor”.
Consecuencia de Verdad edulcorada: “¿Sí? ¿Tú crees? Pues lo mismo llevas razón, el otro traje me gusta más. Gracias cariñito, eres un primor”.


La verdad.


Situación: 4.420.462 de persona están en paro en España.
Honestidad: Cada vez son más los que duermen en la calle y buscan entre los contenedores de basura (los cuales, los dueños de los supermercados guardan bien, no vaya a ser que vengan cuatro pobres desgraciaos a buscar los kilos de comida que tiran y lo pongan todo perdió, que no es plan). Esto va cada vez a peor, como sigamos así nos vamos a comer todos un mojón, pero que nos está bien empleado, tanta obsolescencia programada, tanta ansias de tener cada vez más, el poco amor que tenemos por el prójimo. La mayoría de los políticos (y personas) piensan en llenarse los bolsillos en regirse por la ley del mínimo esfuerzo y engatusarnos con palabrejas que ni ellos mismos entienden para decir: “Que os den por culo, que los únicos que se van a llenar de mierda hasta las orejas, van a perder su dinero, dignidad, mujer e hijos, sois vosotros: el pueblo. Que nosotros ya nos encargaremos de ello, ganando por nosotros, por vosotros y por vuestra puta madre”. (Palabras de cualquier politicucho).
Consecuencia de ser honesto: Pesimismo y suicidio colectivo.
Verdad con sacarina: Hombre las cosas no van muy bien, pero vamos que de aquí a un par de años salimos del pozo, seguro. España va bien.
Consecuencia de verdad edulcorada: Bueno, habrá que trabajar y tirar pa’lante, qué mínimo. Entre todos algo haremos. Iremos donde haya que ir, haremos más de lo que podamos y nos quejaremos nada más que lo justo, que las cosas…no están pa’ eso.


La verdad.

Situación: Cariño, ¿me quieres? ¿Y me vas a querer siempre? ¿Seguro que nunca piensas en otr@s?
Honestidad: Hombre…yo te quiero, sí. Eres la persona de mi vida a ratos. Pero a ver, siempre, lo que se dice siempre…pues nunca se sabe, yo te quiero hoy y ayer, pero mañana yo qué sé, a saber. Hombre... por supuesto que pienso en otr@s, sobre todo cuando me lo haces oral, cada vez te pongo una cara distinta. Pero vamos, que es normal, y más cuando llevamos tanto tiempo. El amor dura bastante, la pasión…cuatro días exactos. Estamos bien, que eso es lo importante. Así qué…agáchate y házmelo como ya sabes, sin prisas.
Consecuencia de ser honesto: Que te aguante tu madre. Relaciones esporádicas sin ánimo de procrear, fin de la raza humana (si se la puede denominar como tal).
Verdad con sacarina: ¿Pero cómo me preguntas eso cielo? Pero claro que te quiero, vaya cosas tienes. ¿Cómo voy a pensar en nadie más? Anda no digas tonterías, si sabes que eres la persona más importante en mi vida.
Consecuencia de verdad edulcorada: Jo que feliz somos. La vida sigue, de vez en cuando te pajeas pensando en otr@s y soñando cómo sería tu vida con ese, con aquella, con tu profesor, con tu dentista, con la vecina del quinto, con la hermana de tu novia, con el primo de tu amiga, hasta que te conviertes en un enfermo sexual, pero eso sí, sólo de pensamiento imaginativo, nada más. Tu vida se llena de rutinas, responsabilidades, hijos, pañales, sellos, ceniceros, salones de “prohibido fumar aquí”, polvos de fin de semana, vamos, lo que viene siendo una vida normal.

La verdad. La verdad es que, en cualquier caso, no la queremos oír porque nos lastima. La verdad y la falta de tacto se pueden convertir en armas de doble filo y perjudicarnos más que favorecernos. Sigamos conformándonos con las escalas de grises que hacen normales nuestros día a día, aunque sean aburridos, insulsos, y con poca chispa. Porque a fin de cuentas, para que el globo siga girando tiene que haber una especie de equilibrio físico-químico-biológico-psicológico que se mantiene  por el amor a las cosas, el cuidado y la dedicación, y eso depende en gran medida del conformismo, de la tolerancia, la aceptación de la gordura, la calvicie, la dejadez, la mala leche y de los vaivenes sexuales-emocionales. La verdad no está sobrevalorada, está sobreprotegida por la necesidad y supervivencia humana, y a pequeñas dosis es como mejor sabe. Así que... Usted, ¿Cómo la prefiere? Yo la verdad…con sacarina, por supuesto.

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