domingo, 15 de enero de 2012

Rosa con María, y sus respectivas hermanas, Calzado y Naranjo


Soy adicta a las teclas del ordenador que conforman la pluma con la que no escribo, con la que sencillamente me desahogo. No soy más que lo que se reduce a los huecos intersilábicos de las palabras que presumen asonantes en algún rincón de esa caja que llaman cerebro. Con puntos, comas, renglones torcidos de Dios, pajas mentales de colores, acordes con el estilo propio de un oficinista desorientado y desorganizado.

No cuido las partes del todo, ni las reparto, ni las mido, ni las comparto, de nada me vale. Acuño terminología idiosincrásica a la forma y tamaño de mis ovarios para ser más mujer de lo que ya soy, y sentir la libertad suprema de escribir lo que buenamente sale de ellos, ya que la sombra de la timidez no me deja dibujar con la boca aquello, que simplemente, emerge de unas pupilas esquivas. No hay reglas, ni andamios, ni carga, ni pescado. No hay trampa, si acaso un fino telón edulcorado y desaliñado.

Soy arquitecta novel que ha perdido los planos de la vida con sentido, esos mismos que estaban llenos de tachones rojos (que porculera es la profesora Doña Experiencia)

Padezco a veces de una enfermedad que ha aparecido con el siglo XX, la desgana. Tiene síntomas curiosos, aquí pongo el cuadro clínico:
  • La persona presenta desilusión por el entorno que le rodea, está hasta los huevos de to.
  •  Si no se trata con el jarabe del optimismo (en cualquier farmacia lo encuentras) el pronóstico empeora, pudiendo presentarse síntomas propios de enfermedades más graves, tales como: *viejismo precoz, estrechura cerebral con daños irreversibles, tontura, y, en los casos más graves, gilipollismo amargo.  
  •  Los síntomas no se deben a otro trastorno psicológico, ni a una enfermedad médica, simplemente que la persona es más perra que una manta y no hace nada porque no le da la real gana.
  • Se da la enfermedad si se cumplen tres de los diez síntomas, los más significantes son:

    .Aburrimiento infinito.
    .Poco amor propio.
    .Poco apetito de comerse la vida.

Según tengo entendido, el tratamiento indicado para salir de esta enfermedad, es llevar a cabo terapias cognitivas-conductuales, tales como: “Levanta ya, coño, que ya es hora” “Que triste, con la edad que tienes”. Se aconseja acompañar la terapia psicológica con tratamiento  farmacológico. Los estudios realizados a lo largo de la última década, señalan que los fármacos más efectivos son:
  • Unasrisejasaconlosamiguetes: Es una activador de la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo. Favorece la liberación de endorfinas e inhibe los neurotransmisores de la mala leche.
  • Hacerdetomenostumbarseapensar: Activador de la rama parasimpática. Activa los neurotransmisores de la autoestima.

Al final, siempre me sale la vena “psicoloca”, no lo puedo evitar. Como tampoco puedo evitar, decir de la mejor o la peor forma posible lo que pienso.

Valiente sin horizonte.
Vivo entre telarañas de deseos de carácter impío, sueño que duermo despierta en la siesta del medio día. No hay entresijos aparentes ni consecuentes en los agujerillos que asoman con sigilo a cada lado de mi cabeza asimétrica, tan solo me limito a escuchar de forma selectiva.
No ahondo en los charcos de babas del egocentrismo y pedantería, ¿Para qué?, me considero más valiente que eso, naufrago más allá del océano de la humildad, con una pequeña barca de independencia, y unas velas ligeras, tal vez, de creación pero resistentes al llanto, a cualquier emoción.

Cuando los lobos huían de las ovejas.
Me repele la energía negativa de los “personajes” sin gracia, me asusta el aullido de los lobos que se duermen entre los periódicos de mañana, esos que no se oyen a dos palmos de distancia de los titulares y que se pierden cuando cuatro ovejas directoras gruñen. ¿Desde cuándo se asustan los lobos de las ovejas? Cuanto ha cambiado el mundo. Ovejas gruñendo, lobos huyendo, y noticias que no se cuentan bien, que no llegan en condiciones, sin pienso pa los pollos, con o sin censo.  

Vivo sin rumbo fijo (no como me da la gana porque hace falta la peseta) esperando encontrar una isla que decorar con las pelusas que ha ido dejando el polvo de la edad, veintiocho ácaros gordos. Vivo.  Buscando textos canallas en los que me adueño del papel secundario y me dejo engañar por el autor principal.

Escribo cuando tengo apetito sin mirar el principio o el fin. Como viene, va. 

Así es Rosa cuando la llaman María, cuando Calza los Naranjos que se encuentra en la calle, sin aviso previo, y los hace suyos. A fin de cuentas, una persona más.


*Viejismo Precoz: Término inventado, que viene a decir: dícese de persona que envejece de mente antes que de cuerpo.
*Estrechura cerebral: Término inventado, persona que se cierra en sí misma y no quiere disfrutar de los cambios que las circunstancias ofrecen.
*Gilipollismo amargo: Término inventado, dícese de una persona que es completamente gilipollas además de amargá de la vida.

4 comentarios:

Lola Ortega dijo...

Esa desgana que sin embargo es fruto de las ganas, de querer hacer tanto y poder hacer tan poco... y quisieras tener miles de manos, millones pies,alas, ojos con rayos X... y descubres que no tienes nada, sólo las ganas.
Será el invierno...
Como siempre. ¡¡Estupendo tu "pensamiento"!!.
Es curioso como las sensaciones no tienen edad:con 20 pelusas más que tú.

Rosa dijo...

ayyyyy Lola, que ganas de comerme el mundo... pero que me faltan horas y manos...

Gracias Lola, por tus visitas y tus cariñosos y halagadores comentarios. Muchas gracias, de corazón.

Besos!!

Y, cierto, las sensaciones siempre están ahí, aunque cambien de color, la edad da igual, es meramente un número.

Un abrazo.

A. dijo...

No te faltan manos ni horas sino organización y valor... pero esa ya lo sabes, no? ;)

"No soy más que lo que se reduce a los huecos intersilábicos de las palabras que presumen asonantes en algún rincón de esa caja que llaman: cerebro." Te copiaré esa frase pero sin los dos puntos del final: me encanta.

Un saludo bocabajo y enhorabuena, otro texto genial.

Rosa dijo...

Gracias Amigo. No te voy a quitar la razón, porque la llevas. Soy muy muy muy (y me faltan "muys") desorganizada y cobarde. Espero ir cambiándolo poco a poco.

Gracias por pasarte por aquí y por tus sanos comentarios.

Un abrazo fuerte.