Cuando reaccioné, Paco y los demás
ya se habían ido. Creo recordar que, salvo mi aspecto, todo seguía igual. La
noticia había llegado por e-mail segundos antes por medio de una fuente
fidedigna. Todos los miembros del equipo hicieron alarde de su gran
profesionalidad para seguir con el trabajo como si nada hubiera pasado, menos
yo, que pronuncié el comunicado:
“Y tras varias horas esperando el movimiento de
retroceso en la decisión de acabar con su vida, finalmente uno de los componentes
apretó el gatillo, cobrándose de nuevo la vida de una persona inocente. No se
vayan aún, en breves instantes damos paso al tiempo.”
El suceso se consumió en aquel momento, en la sala
del programa, pero no en mi mente. A veces, casi puedo ver sus ojos
esperanzados mientras la suerte se la juega y el gobierno asegura que “todo va
a salir bien”. Aún, sueño que soy yo la que se encuentra en ese pequeño
intervalo de tiempo en el que la vida y la muerte se cruzan sin que nadie lo
pueda evitar.
2 comentarios:
no se porke me has rekordado a la muerte de Miguel Ángel Blanco el relato. me gustó manchega
Te ha recordado bien, era él. Me marcó (impactó) mucho aquello.
¡Gracias por tu comentario! Me gusta mucho verte por las nubes. ¡¡Un besico!!
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