Bajo caparazón cubierto de piedra volcánica yace un ser cuyo reloj se ha bloqueado. Inmune ahora a cualquier tipo de fenómeno natural, se advierte en sus ojos la nostalgia por un pasado inigualable.
En una época de su alocada existencia, en los momentos en los que el cielo amenazaba con vendavales y terribles tornados, permanecía tranquilo, desafiante. Allá donde posara su generosa mano aparecía una paloma blanca simbolizando el grandioso corazón con el que había sido dotado. De rasgos finos y europeos, con una mirada profunda, penetrante; labios rojos y carnosos (hechos para besar); espesa cabellera rubia, era un angel caido del cielo.
Era como un torbellino que atraía todo para sí, por la desmesurada energía que desprendia su cuerpo al contacto con el viento, sus movimientos al andar se asejeman a los de un león en pleno cortejo. Un ser...indescriptible, el diccionario carece de vocabulario para definir al más preciado galán jamas visto, un verdadero diamante en bruto con un intachable currículum de conquistas felinas.
Pero ya pasó aquella época de ensueño, y hoy, aquel ser permanece ahora escondido ahora en un valle de espinas preso de arrepentimientos. Sumergiose en indefinidas ocasiones por aguas fecales, anduvo por caminos ondulados y rocosos cargados de moho. No pudo su cordura ahuyentar la depresión, ¿la causa? ¿cuál va ser si no, que un corazón roto? Así es, de tanto y tanto repartir por las noches trozos de su corazón, se quedó sin él, hoy solamente tiene el hueco podrido, en el que otrora se halló un valioso tesoro.
2 comentarios:
Ah las pérfidas y rubias...
Quédense bajo tierra, huyamos de su aliento; vivan las morenas que nos perdonan la vida y dicen prometer amor eterno.
Y si no, Manuela, Inma, Paz y Gloria... o todas juntas en una bella orgía.
Salud, nube embotellada.
ay...de aquellos eternos limites que separan entre trópicos, tópicos, típicos, entre el perro y la perra, entre el negro y el blanco...
Vivan los grises y ocres...Vivan pues las rubias de bote, que ablandan el alma, con corazón de morena, y avivan el fuego entre braguetas, con la pasión que se desprende de los ojos felinos de una rubia indomable.
Bonito paseo entre lunas y nubes, aunque estén bocabajo y en botella.
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