Hola página en blanco, me senté de nuevo esta noche para colmar con palabrejas, las líneas traslúcidas que se esconden tras el afanoso pero interés que tengo en sellarlas para ti. Escucho de fondo una bonita canción de Alanis, y a través de las emociones que suscita cada nota musical hecha poesia, me embarco en un bonito viaje, donde mis ojos cerrados son el timón del velero, cuyos mandos manejan mis sentidos atizados por el aire lozano que sopla en la calle. Me asusta el desequilibrio, perder el control, y al mismo tiempo esa incertidumbre es la que aviva con mayor intensidad mis ganas de seguir hacia delante, y me ha asido con una fuerza arrolladora para lanzarme sin miedo a este viaje sin rumbo fijo. La velocidad de la nave va aumentando conforme me voy adentrando en la inmensidad vertiginosa de la marejada de mis pensamientos. Las imagenes que eran opacas al principio, van tomando cuerpo lentamente. Mi alma, dejando atrás a su carcelera (la mente), toma en sus manos pincel y paleta, y en un viejo caballete va expresando con total libertad y a su antonjo los "recortes" que le da tiempo a plasmar de tan álgido paseo,trasegando extraños filamentos de colores que va fraguando para formar figuras que no llego a reconocer ni comprender. Mi olfato se va haciendo cada vez más sensible a gustosos olores que se van desprendiendo de la torrida marea, penetrando por cada poro de mi piel, haciendo mas vibrante el recorrido. No sé donde está el principio ni el fin.
¡No puede ser! ¿qué está pasando? De pronto lo veo todo borroso.... los colores se van tornando grises... blancos... ¡el paisaje se esfuma! ¿qué ocurre? ¿me estoy quedando ciega?
Ah.... no.... es que simplemente, y sin querer... abrí los ojos.
Ha sido un efímero pero intenso viaje.
Mereció la pena subir, ojala la próxima vez dure un poquito más.
Hasta otra, página en blanco.
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