domingo, 14 de octubre de 2012

De corazón y científicamente...

Sus ojos

De corazón y científicamente recibimos las condolencias del médico forense y, sin más, le enterramos.
Tres meses han pasado y lo que no me puedo quitar de la cabeza no es el olor putrefacto, sus gritos desgarradores consumiéndose mientras el alquitrán le abrasa por debajo de la cintura, o la mirada vacía de Helena al recibir la noticia; no. Son sus ojos.
Lo he intentado casi todo para olvidar: pastillas, alcohol, psicoterapia, sexo con extraños… Aun así, me persigue esa mirada aterrorizada y consciente de que, mientras se quema, nada se puede hacer.

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