viernes, 5 de agosto de 2011

Podría ser...pero no.

Podría ser ese señor de 67 años que desea con impaciencia, la llegada de las 20.30 para salir a tomar el fresco que trae consigo el atardecer veraniego, con el único fin de poder disfrutar el momento en que su vecina, la de las tetas gordas, pasa por la acera de enfrente con su marido. Pero no, tengo 28 recién cumplidos, y no me pesa la espalda por el tamaño de las tetas, sino porque llevo a cuestas un saco de sueños rotos, tan lleno que está a punto de reventar. Aun me quedan retales esparcidos por ahí, para ponerlos como remiendos. Lo que nadie sabe es, que en casa, debajo del colchón, me guardo nuevos sueños que están por cumplir.

Podría ser esa chica burguesa que no sabe a qué sabe una hamburguesa chorreosa de salsas. Esa chica de metro ochenta, que pasa un dia entero hasta que el yogurt natural  que come, a la hora del almuerzo, llega a su escuálido estomago. Pero no, mido exactamente ciento sesenta y cuatro centímetros y puedo mirar sin mucho esfuerzo la distancia que hay desde mi pecho a la punta de mis pies. Podría ser burguesa, sí, pero nunca se me dio bien aquello de aparentar, me comí en pan de pita las dietas y la hipocresía.

Podría ser esa nena pija de corazón desnatado, que lleva una boina calada, uniforme de colegiala, zapatitos rojos de charol y un paraguas que hace juego con su sonrisa. Pero no, soy y he sido siempre bastante destartalada y lo único que suelo llevar a juego es la sinceridad con el corazón.

Podría ser una morenaza con los ojos mas verdes que jamás has visto, o incluso una preciosa rubia de tez cálida y ojos azules, y ya puestos, podría haber tenido heterocromía iridium. Pero no, tengo ojos color miel y algun@s dicen que con ellos endulzo las muecas que nacen de la tristeza, no sé yo... no sé yo...

Podría ser fría como el hielo que cae y jode las parras del viñedo, o ese fuego que se aviva cuando la fuerza del viento arremete contra él. Pero no, soy como agua corriente, tibia y dulce, que deja huella manchega por donde va.

Podría ser una peli de terror, ficción, comedia, drama o musical. Pero no, vivo en eterna comedia romántica, en la que me apropié del papel principal al cumplir los 23, desde entonces no he dejado de sentir como la nebulosa del amor ha impregnado las puertas del corazón. A veces esa neblina viene demasiado cargada de ‘’platonismo’’ y me pierdo entre la incertidumbre propia de los colores grises.

Podría ser ese escritor espontaneo, experto en la oratoria, aquel que siempre tiene algo que decir, en el momento más apropiado, con las palabras precisas, acompañadas de carisma, armonía e ingenio. Pero no, soy de esas que no acierta a articular palabra cuando alguien me gusta demasiado, de esas que se deja vencer por la timidez y la estupidez y deja pasar el tren de las oportunidades. Soy de esas que necesita plasmar los sentimientos en un papel, porque las palabras, al salir por el tracto vocal, se pierden con el viento. Soy de esas que tallan las palabras en papel, las introduzco en botellas y las cuelgo en las nubes.
 
Podría ser esa señora de setenta años, que ve como pasa la semana entre comidas rancias y desabrías, entre escobas y fregonas, entre platos sucios y pelusas, deseando que llegue el domingo para ir a misa y confesarle a su psicólogo celestial que está hasta el moño de aguantar a su viejo y apestoso marido. Pero no, soy escéptica por naturaleza, y ante el único que me confieso es ante este solitario blog que casi nadie quiere o se atreve a leer.

Podría ser un best-seller, un cuadro, un pincel y un color, un gusano de seda, un camión, una manta, un halcón, un pino o un ladrón. Podría ser Don Diego de la Vega, Cervantes o la suma de dos más dos. Podría ser La Gioconda, la Dama de Elche o un renglón torcido de Dios, incluso hasta podría ser tú. Pero no.

¿Y QUÉ? ¿Acaso importa? Si tan sólo soy un animal, mamífero, carnívoro, una persona, una mujer, una amante de la cocina, de platos inventados y cócteles edulcorados, si tan sólo soy amante eterno del amor fugaz y etéreo. Si solo llevo por sombrero una sonrisa y colgando de ella el corazón abierto, si tan solo soy Rosa sin María ni Calzado ni Naranjo, sí, así simplemente soy yo.

Podría seguir escribiendo...pero NO.

2 comentarios:

A. dijo...

Texto bientejido, mejor leído y bien disfrutado. Mis respetos, nube embotellada.

Rosa dijo...

Mis respetos, faro invertido. No dejes que la luz se apague. (F)