martes, 13 de septiembre de 2016

Patadas contra el calendario

Era un doce que soñaba ser trece, un lunes que se disfrazaba de la mala suerte para parecer martes. Las hojas marchitas de octubre se secaban en septiembre. Y como un remolino de esas pequeñas cosas sin sentido, noviembre, que había permanecido en la sala de espera, se esfumaba sin mirar el reloj. Así, los planes por encargo de mis sueños y tus excusas se perdían en un adiós sin ruido.
Ilusas mis mariposas saltan sin alas, se mueren ahogadas, vuelven a ser larvas.
Era un trece que disimulaba delante del doce, era un martes pisoteando al lunes. Qué más da si eran las doce y cuarto, si era el inicio de un nuevo vuelo, o si era la última oportunidad de pertenecer a un día acabado. Porque si caigo en la  cuenta de las pocas prisas, entenderé al fin que los números suman o restan, no saltan.

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